No es ningún juego
Las Claves de Elena Villamediana, secretaria general de CCOO Palencia

Palencia
Si parece un pato, nada como un pato, y grazna como un pato, muy probablemente sea un pato. Pues sí saluda como un nazi, se reúne y pide el voto para líderes de partidos nazis todo apunta a que también es un nazi.
Este es Elon Musk, el hombre más rico del mundo y mano derecha del presidente de Estados Unidos, que hace semanas mostró su apoyo al partido alemán de extrema derecha para las elecciones del pasado domingo. El mismo que empleó el saludo fascista el día que Trump tomaba posesión al frente de la Casa Blanca. Desde entonces, se abrió la veda, porque ahora ese gesto se sucede con demasiada frecuencia. El pasado fin de semana Steve Banon y el actor Eduardo Verástegui replicaban el saludo en un encuentro de ultraconservadores celebrado en Estados Unidos.
No sé si se está trivializando con el gesto o normalizándolo, pero esto no es un juego. Es un gesto empleado por los fascistas en la Italia de Mussolini, en la Alemania de Hitler y en la dictadura de Franco; y nada bueno deparó para la humanidad todo aquello.
Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo, por eso es momento de hacer un ejercicio de memoria histórica y explicar lo que supuso el fascismo y cómo derivó en la segunda guerra mundial y sus catastróficas consecuencias.