El padre Nicolás Castellanos
Ángel Santiago Ramos
León
Ayer fallecía en Bolivia, a la edad de 90 años, el misionero leonés Nicolás Castellanos que en el año 1991 dejó la mitra y el boato como obispo de Palenciapara irse a servir a las desamparadas poblaciones que habitan los pueblos de la sierra del país andino.
La trayectoria espiritual y humana de este sacerdote, perteneciente a la Orden de los Agustinos, pone a creyentes y no creyentes frente al espejo de la solidaridad y las injusticias sociales.
Elegido Leonés del Año y reconocido con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, la desaparición de este misionero ejemplar deja huérfanos a los pobres bolivianos de Santa Cruz de la Sierra, pero a todos nos deja una herencia vital. En pleno vandalismo contra los inmigrantes pobres que huyen de las guerras y de la hambruna el ejemplo del padre Castellanos debería ser bandera, principalmente, de la iglesia a la que él perteneció.
Por desgracia los príncipes de la iglesia más cercanos a nosotros viven su apostolado muy alejado del que el abrazaba. En Oviedo reina el arzobispo Jesús Sanz que está más de Vox que de Dios. Javier Argüellopreside el arzobispado de Valladolid y la Conferencia Episcopal Española. De pasado progresista, hace tiempo que maneja un discurso conservador de clara confrontación en asuntos políticos con el gobierno actual. Su postura frente a los abusos sexuales cometidos por religiosos no es la que predica el Papa Francisco.
Luis Angel de las Heras, obispo de la diócesis de León desde octubre de 2020, vive en una etérea discreción apostólica. En su núcleo de poder tienen cada día más peso los miembros procedentes del grupo ultracatólico Camino Neocatecumenal. Más conocidos como los Kikos y que fundara el también leonés, Kiko Argüello con el beneplácito del Papa Juan Pablo II. Para más información, busquen en los caminos de Internet.
Nada que ver todo esto con las virtudes del padre Castellanos al que Diostenga en su gloria.
