Virgo y Vuelvepiedras en el páramo cerrateño
La Firma de Borja Barba
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Virgo y Vuelvepiedras en el páramo cerrateño
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´La vida siempre se abre camino’. Tuvo que ser un matemático, Ian Malcolm, el que lanzase la premonitoria advertencia sobre ese megalómano ‘Deus ex machina’ que el multimillonario John Hammond decidió montar en la costarricense Isla Nublar. ‘Parque Jurásico’, obra maestra de Michael Crichton que supuso un hito comercial y funcionó como percutor de la ‘dinomanía’ por todo el planeta, planteaba un problema desde la perspectiva de la ética científica: el del ser humano siendo parte activa con su intervención en la evolución, o la reencarnación, de especies animales. En esta peculiar revisión del mito de Prometeo, la impredecible teoría del caos terminaba desatando toda su furia contra el proyecto de los mosquitos conservados en ámbar y de los velociraptors alimentados con cabras, poniendo en su sitio ese intervencionismo extremo del hombre que trata de alterar en su beneficio el orden establecido por la naturaleza.
La cosa es que Virgo y Vuelvepiedras ya corretean en semilibertad, exhibiendo su regia belleza felina, por el páramo de Astudillo. La pareja de linces ibéricos introducidos en tierras del Cerrato este pasado lunes se han convertido, sin duda, en la noticia amable de la semana. Son los primeros de hasta seis ejemplares que se irán introduciendo en las próximas semanas en el cercado de aclimatación. Con perímetro de seguridad electrificado y videovigilado, como el recinto del Rex. Dicen los que saben de esto que el hábitat cerrateño es idóneo para el desarrollo de la especie. Que, además, la ansiada presencia del lince servirá para ejercer control sobre una superpoblación de conejo que ya empezaba a resultar problemática para el agricultor.
Vaya por delante que, como amante entregado a la naturaleza que soy, nada podría hacerme más ilusión que el definitivo asentamiento y expansión del lince en nuestra provincia. Que, junto al lobo ibérico y al oso pardo cantábrico, formase la santísima trinidad de nuestra fauna salvaje. Pero, como a Jeff Goldblum con la manipulación genética de los dinosaurios, me siguen asaltando ciertas dudas. Me genera controversia la convivencia de la especie con el hiperdesarrollismo de esos parques eólicos que parecen haber encontrado caladero en los cerros próximos a Astudillo, con el beneplácito de una administración que parece muy centrada en la protección del medio natural… pero solo a ras de suelo. Del mismo modo, se me plantea un dilema moral cuando leo que la inversión pública para la reintroducción del lince en Castilla y León alcanzará un montante total de 1,9 millones de euros, que serán desplegados en unas áreas en las que los servicios públicos más elementales no alcanzan ni siquiera el aprobado
Con todo, hoy soñamos con la esperanza de que la vida de Virgo y de Vuelvepiedras, y la de su descendencia, se abra definitivamente camino por las parameras y los valles del sudeste de la provincia. Con que el futuro a medio plazo nos depare encuentros fortuitos y casuales con el lince en nuestros paseos por las veredas cerrateñas. Ni siquiera dos millones de euros pueden esquivar la teoría del caos.