Las cámaras de tráfico de Aranda de Duero identifican la autoría de un ataque sobre un comercio
Las sospechas de un grafiti al uso se descartaron al visionar imágenes que permitieron reconocer a la persona que realizó las pintadas
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Imagen del establecimiento atacado / cadena ser
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Aranda de Duero
Las cámaras que controlan el tráfico vuelven a ser objeto de debate. Como otros muchos elementos a nuestro alcance, su buen uso puede ser un recurso de ayuda pero también pueden prestarse a un abuso y una invasión de la intimidad. Hay un último episodio, a través de un incidente registrado en un comercio en Aranda de Duero, en el que han servido para resolver un acto de vandalismo y concretar la persona que lo ejerció.
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Hace unos días, el establecimiento Oy2 que se dedica al sector de los audífonos, apareció con unas pintadas en su fachada. Las primeras hipótesis apuntaban en la dirección de los habituales asaltadores urbanos que se expresan a través de firmas y otra serie de pintadas. En este caso, los grafitis tenían poco de ‘arte urbano’, discutible o no, y más de un acto vandálico en sí mismo por la forma de ejecutarlo sobre las instalaciones de este comercio.
Fue precisamente la proximidad de cámaras de videovigilancia de tráfico lo que permitió obtener información que permitiera profundizar en la investigación. Las imágenes obtenidas no arrojaron dudas y se confirmó que las pintadas de grafiti y de arte no tenían nada, y que sí obedecía a un ataque vandálico premeditado por una persona que ha sido perfectamente identificada.
¿Sí o no a la vigilancia?
En la SER, hemos pulsado la opinión de dos de nuestros habituales analistas sobre los beneficios y riesgos de estas cámaras. Enrique García Agüera se ha pronunciado de forma muy favorable a su uso. “Estoy absolutamente a favor. Desde hace años viajo habitualmente a China y es un país muy controlado pero a la vez es capaz de encontrar a un ciudadano en cualquier momento a través de un sistema de cámaras. Al ciudadano de a pie que se dedica a vivir, hacer la compra, ir a trabajar, acompañar a sus hijos... Al ciudadano de pie poco le importa. Sí le preocupa al que vive al margen o fuera de la ley. Este suceso acontecido pone de manifiesto que sirven para proteger a los ciudadanos. Es un método de prevención y lo veo positivo”, esgrime.
Joaquín Gomá lo observa con más dudas y refiere un “sí y un no" porque "nunca sabes quién te vigila". "Es una gran pregunta y un gran debate. Este sistema ¿lo controla el estado o son empresas privadas? ¿Qué se hace con esa información? Sabemos que hay una Ley de Protección de Datos. Me da pánico por aquello de lo que se llama inteligencia artificial que es capaz de arruinarte la vida. La tecnología es muy positiva bien aplicada pero con la precaución de lo que se puede llegar a hacer con un recorrido por todo lo que has hecho durante todo el día. Si alguien quiere arruinarte la vida, también lo va a poder hacer. Puede ser positivo, pero ¿quién vigila al vigilante?”, añade por su parte.