El Museo de Palencia exhibe las piezas donadas por la familia del artista palentino Javier Guardo Laso

Palencia

El delegado territorial de la Junta de Castilla y León, José Antonio Rubio, ha participado en la inauguración de la exposición temporal ‘Castillo Interior’ del artista palentino Javier Guardo Laso. En esta muestra, que acoge el Museo de Palencia, se exhiben las veinticinco esculturas de barro esmaltado que han sido donadas por la familia del artista a la Junta de Castilla y León. Además, se presentan otras 31 piezas escultóricas, 50 obras gráficas (acuarelas y técnica mixta), 83 piezas de uso doméstico y 26 piezas arqueológicas, entre otras.

Este conjunto es el núcleo principal de la muestra que el Museo de Palencia ha querido dedicar a este polifacético creador, tan apreciado en el mundo de la cultura, de la creación artística y de la conservación y restauración del patrimonio cultural, arqueológico y textil, que falleció repentinamente hace dos años.

Contenido de la exposición

La Junta de Castilla y León quiere con esta exposición, que podrá visitarse hasta el próximo 2 de marzo, dar a conocer al público el interés de la colección recibida. Además, a los fondos propios del Museo se han unido piezas de colecciones particulares, del Ayuntamiento de Palencia y de la Universidad de Valladolid, en el contexto de la revolución ceramista de los años ochenta del siglo pasado. Época en la que esta expresión artística se desvincula de las tradiciones alfareras, tomando la materia prima del barro un protagonismo en los lenguajes creativos contemporáneos.

También, se exhiben algunas de las creaciones pictóricas y en acuarela de Javier Guardo Laso para ofrecer una visión general creativa del artista. Un apartado de la muestra está dedicado a su faceta como restaurador de piezas arqueológicas, ya que fue responsable del taller de restauración del Museo de Palencia varios años, pudiendo ver su mano en más de trescientos objetos de la colección expuesta.

La exposición temporal ‘Castillo interior’ ha sido comisariada por el artista visual Javier Ayarza, profesor en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca, perfecto conocedor de la obra y la trayectoria de Guardo Laso, con el que coincidió al final de los años ochenta en tareas de documentación en el Museo de Palencia, y con el que compartió proyectos creativos como la recordada exposición temporal ‘Amarillos’, que recorrió parte de la Comunidad en 1989 difundiendo la obra de cuatro creadores palentinos: Luis Rodríguez, Fernando Zamora, Javier Guardo y Javier Ayarza.

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El autor

Javier Guardo Laso (Palencia, 1950-2023) se graduó en 1973 en la Escuela de Conservación de Obras de Arte de Madrid, especializándose en materiales arqueológicos, y en la Escuela de Cerámica de Madrid.

En los años noventa se especializó en la restauración de textiles en el Centro de Documentación y Museo Textil de Tarrasa, lo que le permitió participar en el diseño del programa curricular de las Escuelas de Restauración y Conservación de Castilla y León.

Su verdadera pasión fue la creación artística usando como materia prima la cerámica. En 1975 retornó a Palencia con la idea clara de dedicarse a la afición que había tenido desde niño: el barro. Para ejercitarse en el oficio de alfarero/ceramista, se instaló en Astudillo para aprender el manejo del torno de pie y de la arcilla de la mano de Félix Moreno, último ceramista dedicado a la producción tradicional de la provincia de Palencia. Con él profundizó en el trato con la arcilla, el laboreo del barro, su manipulación, sus características físicas, la composición de los esmaltes, los cambios en el secado o la cocción.

Ya en su propio taller, primero en Villalobón y luego en Palencia, desarrolló sus personales creaciones cerámicas, que no tienen nada que ver con la alfarería tradicional, de la que había aprendido, pero por la que mantuvo siempre un profundo respeto. Mostró un lenguaje expresivo personal e intenciones creativas distintas, con novedosas formas que intentó plasmar hasta en la elaboración de los recipientes con funcionalidad doméstica. Le interesaba la forma pura, la esfera, e investigó sobre los esmaltes y el vidriado, buscando nuevas e intensas tonalidades.

Comenzó a exponer sus creaciones muy pronto. En 1978 participó en la muestra de cerámica de artistas palentinos con motivo del homenaje a Berruguete que se realizó en el Palacio de la Diputación de Palencia, en 1979 estuvo presente en la Feria de Cerámica de Valladolid y en 1981 tuvo su primera muestra individual en Huesca.

Sus primeras creaciones fueron vasijas, recipientes con aparente funcionalidad doméstica, realizadas a torno, después a molde utilizando porcelana. Su trabajo evolucionó a construcciones escultóricas, en gres chamotado fundamentalmente, de bulto redondo, geométricas, con cierto carácter arquitectónico, de torre, megalitos…, con las que llegó a conseguir reconocimiento en algunos certámenes nacionales de cerámica, o potentes piezas de tendencia horizontal.

Toda su producción se basó en la esfera y el rectángulo. Una espléndida, imaginativa, rompedora producción, llena de técnica, de brillos esmaltados y bruñidos, realizada desde finales de los setenta hasta principios del siglo XXI.

Su espíritu creativo continuó en la expresión pictórica, centrada en la mancha, en la abstracción, en la acuarela sobre papel que solía acompañar con algunos trazos de grafito, generando series: rocas, paisaje, o la inspirada en las lecturas de la mística Santa Teresa que llegó a exponer en 2016 en el Museo de Palencia titulada también ‘Castillo Interior’.

Restaurador

En la actual exposición, también hay espacio para una tercera faceta de Javier Guardo, como fue la de restaurador especializado en patrimonio arqueológico lo que le permitió intervenir en piezas de la villa romana La Olmeda.

Además, trabajó varios años en el laboratorio de restauración del Museo de Palencia preparando para su exposición permanente más de trescientas piezas y pudo colaborar con proyectos arqueológicos como el desarrollado en torno a Intercatia en Paredes de Nava.