El campo español, obligado digitalizarse: la fecha límite es 2026

Aranda de Duero

En una era en la que las nuevas tecnologías están empezando a tener un mayor reconocimiento y protagonismo en el día a día, la digitalización de los empleos y sectores llega a todos los ámbitos. También al campo. Y por cierto, con fecha límite: el próximo 2026. Es lo que hemos puesto de manifiesto este miércoles en un coloquio impulsado por Cecoga y que ha contado con la compañía de Laura Sardina, Sofía Gil -encargada de Agricultura Digital de la firma- José López, viticultor, y Miguel Ángel Alonso, ingeniero agrónomo y asesor de explotaciones vitivinícolas.

"Somos entidad asesora, y llevamos desde 2022 con todo ello. Es un tema del que da vértigo hablar y sobre el que se ha generado mucha controversia. Pero por eso, con tiempo, empezamos con visión a prepararnos", explica Sardina.

Cambios obligados

"La digitalización es un concepto amplio. Pero hay que pasar a un formato digital de nuestras operaciones, transacciones, los movimientos de nuestra explotación... Toda nuestra base territorial tiene que estar en una herramienta donde podamos definir cartográficamente la explotación, y eso y el uso de herramientas como satélites, drones y demás, forman parte de la digitalización y hará que el sector sea además más competitivo", explica Gil. "Puede que haya gente que no sea capaz de subirse al carro, gente de más edad a la que le va a poder esta situación", reconoce, dejando claro por ello "hay que empezar a dar ya los primeros pasos", y que precisamente por ello Cecoga suma este departamento asesor especializado, porque este servicio puede externalizarse completamente.

"Quien quiere tener una aplicación digital en el ordenador o móvil puede tenerla, le llevamos un asesoramiento desde oficina para que pueda hacer sus movimientos, o al contrario, si hay gente que quiere que haga todo, ellos nos dicen cómo van en el día a día, y nosotros nos ocupamos. Y entre esas situaciones extremas, está lo intermedio", expresa Sofía.

Un reto

Viticultores como José son conscientes de que la burocracia sigue haciendo de las suyas, y que la asimilación de lo que se viene no será sencilla. Pero no queda otra. "Me molesta todo esto porque el pasado año nos estuvimos manifestando en contra de la burocracia que se nos estaba imponiendo. Y no se ha solucionado casi nada. Sigo dolido y pensando que lo que hicimos sirvió de poco. El campo es muy diverso y no se pueden aplicar normas de un terreno llano en una zona ondulada o de montaña. Pero nos tenemos que adaptar, está claro", esgrime, aunque reconoce que en el día a día se ven agricultores "que ya tienen el paso dado de empezar con la tecnología", por lo que "el que no pueda tendrá asistencia, y el que pueda, aprenderá".

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Miguel Ángel Alonso, por último, refleja que "tarde o temprano esto tenía que llegar. "Nos cuesta cualquier cambio porque supone el cambiar la forma de trabajar, que es lo que nos suele dar pereza. Parte del tiempo de trabajo pasa a tramitar datos e información de forma informática, que conlleva un aprendizaje. Y todos vamos a tener que aprender", sentencia.

El coloquio puede reproducirse al completo en el audio superior.