Pedro Martín-Calero estrena en salas 'El llanto' tras su paso por la SEMINCI y el premio en San Sebastián

Valladolid

Un bosquejo del guión de esta historia puede empezar más o menos así: INTERIOR.DÍA. Una sala de cine a oscuras aparece sólo iluminada por el haz del proyector. La cámara lo sigue hasta la pantalla donde vemos la película. Es 'Basil, el ratón superdetective'. En el mismo plano recorremos el patio de butacas hasta la localidad que ocupa un niño de apenas tres años. Tiene la mirada fija y la boca ligeramente abierta. Está casi hipnotizado por lo que ve.

Aquí incluimos una elipsis que comprende un período de casi cuatro décadas. Ese niño es ahora un adulto con barba y vestido de esmoquIn. Recoge el premio al mejor director en el Festival de San Sebastián. En un montaje rápido, recibe abrazos y felicitaciones en una fiesta y, después, le vemos a bordo de un tren. Por la ventanilla, con el convoy casi detenido, se ve un cartel en el que pone "Estación del Campo Grande". El niño regresa a casa convertido en director de éxito para estrenar en el festival de cine de su ciudad esa película, el relato de una realidad de por sí terrorífica y contada con algunas de las herramientas de un género que tampoco corresponde del todo con el tono de la cinta.

'El llanto', primera película de Pedro Martín Calero (Valladolid, 1983) habla sobre la violencia machista, una pesadilla para miles de mujeres en nuestro país. Y ese tono de pesadilla flota en el metraje repleto de atmósferas profundas y desasosegantes y un uso del tiempo más propio de dichos sueños que de los parámetros comunes del cine de terror. El montaje y el sonido, advierte el cineasta, han sido "fundamentales" en el proceso de elaboración de la cinta. Y eso hace que sea especialmente relevante, según ha explicado, que los espectadores puedan verla en salas, algo que será posible a partir de este viernes 25 de octubre. Una película que se mueve "entre fronteras" y que apela a los que son aficionados al terror cinematográfico y a quienes "no saben que les gusta".

Miedo desde lo cotidiano

Martín Calero es rotundo a la hora de hablar se sus propios miedos y deja claro que de lo que es capaz de hace rel ser humano en "su peor forma" es "lo que más miedo da". Y para trasladar eso a un relato audiovisual ha insistido en la importancia del reparto. Sostiene que en cualquier película los actores "son lo más importante" y que esto es algo "muy trabajado" en 'El llanto', porque "les llevas al extremo". Uno de los desafíos pasaba por mantener el "racord de las emociones", conseguir la consistencia entre los sentimientos que viven.

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Con este trabajo hecho ahora llega el turno del público al que busca colocar en "lugares un poco incómodos" algo que, según apunta, no consigue la "abrumadora posibilidad" que ofrecen, por ejemplo, las plataformas de 'streaming' que, si bien considera como una "herramienta increíble" para hacer llegar a las audiencias los contenidos, también "suponen un riesgo" al facilitar que lo que uno elige "no se salga demasiado de lo que cada uno encuentra más cómodo de ver".

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De su padre, el pintor Gonzalo Martín Calero, reconocer haber aprendido a adquirir una "mirada diferente" que puede aplicar ahora a su trabajo como director. De su madre, una ávida espectadora y lectora, ha recibido el interés por acercarse a cualquier propuesta cultural, "a ver mucho cine, por ejemplo" algo que ha influido en su formación y que sigue presente ahora que su trabajo le sitúa a ese otro lado de la pantalla de espacios como el Teatro Zorrilla, del que siendo muy joven y cuando este edificio era también sala de proyección, salió impactado, unos años después de lo del ratón animado, tras asistir al visionado de 'Sin perdón' el 'western' con el que Clint Eastwood homenajeó a los maestros de este género.