Las peñas que anteceden a las peñas de Aranda
Repasamos los antecedentes de las actuales formaciones que rigen nuestra ciudad con Máximo López Vilaboa
Maxi López Vilaboa aborda la historia de la bajada de los toros y su continuidad en la bajada de las peñas
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Aranda de Duero
Las peñas de Aranda no podrían entenderse sin el lugar donde tienen su sede, las bodegas. Es una de las principales señas de identidad de Aranda y de sus fiestas. Tal es así que en el célebre Diccionario de Madoz, publicado entre 1845 y 1850, se destaca la presencia de bodegas. Tras describirse la tipología de las viviendas de Aranda se dice lo siguiente: “La mayor parte de dichas casas tienen debajo espaciosas cuevas o bodegas para la conservación del vino en cubas de madera de cabida de 100 a 300 arrobas, bastante profundas aquéllas, y cavadas en terreno compuesto de una greda arenosa y muy dura, que evita las filtraciones del agua, y hace que no necesiten bóvedas ni arcos para su sostenimiento, excepto en raros casos.”
Bodegas
El conjunto de bodegas de Aranda de Duero se singulariza respecto a otras bodegas antiguas por su extensión (más de 5 kilómetros de galerías), por su ubicación debajo del caserío del casco antiguo y por su configuración en forma red o tela de araña. Pero si hay algo que hace destacar la singularidad de las bodegas de Aranda es su antigüedad, ya que son de origen medieval.
Igualmente debemos destacar la fisonomía de las bodegas de Aranda como cuevas y túneles excavados bajo el suelo. También podemos destacar como algo muy singular de las bodegas arandinas es la configuración de la propiedad. La misma era comunal y lo que se tenía era el “sitio”, ese derecho que se disponía para situar una cuba donde envejecer y conservar el vino. Este “sitio” o “suelo” era un derecho transmisible, tanto por compraventa como entre padres e hijos.
Sobre el origen de las bodegas de Aranda hay muchas leyendas sin mayor fundamento histórico, algunas atribuyendo su origen a los romanos o a los árabes, desde un planteamiento de elemento defensivo. Lo cierto es que el origen de las bodegas está asociado a la elaboración y conservación del vino, tal como ha llegado casi hasta nuestros días.
En el pleito de 1503, que dio origen al célebre plano de Aranda, se mencionan una serie de bodegas de la calle del Pozo, donde había más de 43 suelos y sus respectivas cubas para albergar más de 8.000 cántaras de vino (unos 128.000 litros). Este pleito tuvo su origen en la preocupación que causaba la apertura de una nueva calle por un lugar donde había bodegas y cómo podía afectar esto a la seguridad de las mismas. Según la documentación de este pleito se dice que un suelo de bodega de 150 cántaras tenía un valor de algo más de 3.000 maravedíes. En esta misma documentación se dice que las bodegas de la Plaza de Santa María son “buenas y útiles”.
Las bodegas o su portalón de entrada (el contador) han sido los espacios donde, a la vera de un jarro de vino, se ha ideado el rico cancionero popular arandino. Allí necesariamente tuvo que surgir esa coplilla que dice: “Se lo dije a tu madre / en la bodega, como estaba borracha / ya no se acuerda. / Ya no se acuerda, niña, / ya no se acuerda. / Se lo dije a tu madre / en la bodega.” Las bodegas han seguido cumpliendo su función de producción de vino hasta épocas muy recientes.
Antecedentes de las peñas
Como antecedentes de las actuales peñas podemos ver los grupos de música que acompañaban las festivas celebraciones en torno a la Virgen de las Viñas: los dulzaineros, a los que muchas veces también se denominaban gaiteros.
Los ramaleros también formaban parte del paisaje festivo de estos días porque, mucho más allá de su función en el coso taurino, también animaban las calles “chiscando sus trallas” tanto cuando subían como cuando bajaban de la plaza de toros. Uno de los antecedentes más claros de las actuales peñas lo encontramos en la Peña Taurina, fundada en 1948, con sede en su bodega de la calle Ricaposada y que aún subsiste.
Otro caso muy recordado es la Peña Sol y Sombra. En junio de 1959 se reunían en el Bar Aquí Te Espero (Calle La Sal), cuatro jóvenes apasionados por la tauromaquia, con el fin de madurar una idea que a todos les entusiasmaba: formar una peña taurina para agrupar a los amantes del mundo del toro en Aranda de Duero. Una de las melodías más interpretadas durante las fiestas patronales precisamente es el pasodoble “Sol y Sombra”. Fue compuesto para la peña del mismo nombre, con letra de Antonio Cebas y música y arreglo del Maestro Nebreda.
La Peña Facultades, fue fundada el día 14 de Noviembre de 1959. El nombre de esta peña fue puesto en recuerdo del diestro José Morán Facultades, recordado, entre otras cosas, por llevar a cabo una de las más célebres faenas de su carrera en la plaza de toros de Aranda de Duero.
En los años 60 hubo diferentes concursos de cuadrillas. En 1961 se hacía el siguiente anuncio: “También se celebrará el concurso de cuadrillas ataviadas, pudiendo participar grupos de muchachas, muchachos o bien mixtos, debiendo los ganadores vestir su atuendo durante los días 11, 12, 13 y 17. Parece ser que es intención de la comisión de Festejos que el próximo año se celebre un Concurso de carrozas engalanadas para lo que se avisará con el tiempo necesario y los premios serán en consonancia con el esfuerzo económico que supone el vestir una carroza. Este año, por consiguiente, se reducirá a galeras engalanadas por última vez”.
En los años 70, ante el surgimiento de las bodegas industriales, este patrimonio podía haber sido seriamente dañado. Precisamente en aquellos años es cuando surgen la mayoría de las peñas cuyas sedes están en las bodegas históricas.
En la actualidad existen ocho peñas cuya fecha de fundación es la siguiente: Tierra Aranda (1974), con bodega en la Plaza del Trigo. El Cubillo (1974), bodega en la plaza de la Sal. La Capea (1974), en la plaza de Santa María / calle de las Ánimas. El Alboroto (1974), en la calle Ricaposada. El Chilindrón (1975), en el soportal del Bolo, en la plaza de Santa María. La Ribera (1975), también en la Plaza del Trigo. El Jarro (1976), en la calle Barrionuevo, anexa a la parte trasera de la Casa de la Cultura. La Amistad (1977), en la calle las Boticas.
Todas estas peñas han contribuido a preservar y dar a conocer este legado de nuestros antepasados, que constituye un reclamo turístico inigualable. A estas peñas también hay que añadir la Peña Taurina, que también cuenta con bodega propia en la calle Ricaposada, frente a la Plaza de la Constitución. De los años 70 también son otras peñas que se acabarán fusionando con las que han subsistido. Este es el caso de peñas como La Canilla, El Pellejo, La Collera, El Encuentro…
Las bodegas constituyen el lugar emblemático de hospitalidad durante las fiestas de Aranda. Nadie se siente forastero cantando con un jarro de vino o compartiendo compañía y humor entre los arandinos y los que vienen de fuera. Las bodegas también suele ser actualmente el lugar de ensayo de las charangas de las peñas, protagonistas principales de la alegría y el bullicio que hay en las calles de Aranda durante estos días de fiesta.