Los nuevos responsables de Caritas Zamora en Hoy por Hoy
Una semana después de su nombramiento, Ignacio Enríquez y Cesar Salvador, director y delegado episcopal de la entidad, visitan la SER
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Fue el martes pasado cuando el obispo de Zamora, Fernando Valera, hizo públicos los nuevos nombramientos en Caritas Diocesana que dirigirán la entidad durante los próximos tres años una vez que a principios de julio cesara de su cargo Antonio Jesús Martín de Lera, anterior responsable de Cáritas, tras su toma de posesión como nuevo vicario general de la diócesis de Zamora. Y esa es una de las novedades que traen los recientes nombramientos porque hasta ahora las funciones de delegado y director eran desempeñadas por la misma persona y a partir de ahora hay un director, en este caso Ignacio Enríquez, y un delegado episcopal, Cesar Salvador.
Ignacio Enríquez cuenta con una trayectoria de más de dos décadas en Caritas, entidad a la que llego hace 23 años y en la que comenzó trabajando como monitor del Centro Regional de Rehabilitación de Alcohólicos, ocupando con el transcurso de los años diferentes responsabilidades hasta su nombramiento como director de Caritas. Cesar Salvador ha sido Vicario General, párroco de San Lorenzo en Zamora, rector y formador del seminario y ahora vicario de la pastoral samaritana y delegado episcopal de Cáritas. Ambos se han mostrado muy ilusionados ante este nuevo reto que no va a traer cambios importantes en el funcionamiento de la entidad que durante 16 años ha dirigido Antonio Jesús Martin de Lera cuyo excelente trabajo durante todo este tiempo han querido remarcar.
Sin entrar en el detalle de todos los programas que desarrolla Caritas, los nuevos responsables de la entidad han hecho patente su preocupación por una situación que ni mucho menos mejora para los excluidos y en riesgo de exclusión porque de la reciente memoria de 2023 se concluye que la pobreza se cronifica y que, aunque haya menos personas que reclaman ayuda para sobrevivir, las situaciones de necesidad y exclusión se repiten y la brecha social se hace cada vez más profunda. Preocupa también la llegada, cada vez más frecuente, de personas inmigrantes a las que hay que acoger e integrar en esta sociedad y la demanda cada vez mayor dentro del programa de exclusión, con una muy alta ocupación de personas sin hogar en la casa de acogida Bethania y un uso cada vez más frecuente del servicio de comedor por parte de personas que tienen dificultad para poder alimentarse adecuadamente.