Los lazos del mal
Ángel Santiago Ramos
León
Hay quienes se olvidan de que fuimos y aún somos una tierra de emigrantes. La pobreza, la búsqueda de oportunidades o la guerra, son algunas de las causas de estas marchas. Descendientes de leoneses encontramos en países europeos, y, en mayor proporción en estados del centro y del sur americano.
El anuncio de poner en marcha un Centro Temporal de Ayuda Humanitaria, que regentará la Orden de San Juan de Dios, en unas instalaciones de la localidad de Villarrodrigo de las Regueras ha hecho saltar las alarmas entre los sectores más racistas de nuestro entorno.
Los migrantes que acojan y traten los equipos humanos de la Orden de San Juan de Dios, institución encargada de este centro, son seres humanos que huyen de las guerras y las hambrunas a través del mar y alcanzan, no todos, las costas de Canarias.
El tema de la migración es un asunto de calado de la actualidad política española y europea. Los sectores sociales, políticos y de medios de comunicación situados en la derecha extrema lo utilizan diariamente entre sus fieles hasta convertirlo en un arma de destrucción masiva.
En pocas horas, los agitadores ocultos en las redes sociales han llevado a un grupo de vecinos afectados a la plaza del pueblo. Suficiente para iniciar las vías paralelas de los peores instintos.
En una sociedad de origen cristiano y con buena salud democrática, la noticia no debiera tener una gran trascendencia mediática. Somos solidarios, ayudamos a los necesitados y colaboramos en las decisiones de la UE en materia de inmigración.
Para algunos no es así. Aparecen los agitadores de la raza que movilizan a sus fieles. García Gallardo, el vicepresidente de la Junta, saca a luz, a falta de inteligencia, las tripas de siempre. Y, si observan el campo mediático, verán que un periódico provincial hace tan enorme despliegue informativo con este asunto que recuerda los tiempos del diario falangista El Alcázar.
Una pregunta final. Siendo este un asunto humanitario, porqué la Iglesia Católica prefiere lavarse las manos y mirar para otro lado? .
