El Ministerio de Transportes activa la cuenta atrás para demoler el viaducto de Arco de Ladrillo

Valladolid

De momento, la 'batalla' está en el relato. Y, si una parte de ese relato se cumple, es cuestión de meses que el enfrentamiento entre el Ministerio de Transportes y el Ayuntamiento de Valladolid sobre las obras ferroviarias en la ciudad se traslade a las excavadores, los martillos percutores y otro tipo de maquinaria pesada. Si mayo terminaba con el alcalde de la capital anunciando un retraso en la presentación del proyecto de túnel que servirá para que el viaducto del Arco de Ladrillo -inaugurado en 1964 y sometido a innumerables 'parches', el último desde la semana pasada-, junio ha comenzado con detalles acerca del calendario que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias tiene para este punto de la ciudad.

Jesús Julio Carnero aseguró que la Sociedad Alta Velocidad había comunicado la celebración de un Consejo de Administración para, según sostuvo, aprobar una ampliación en tres meses del plazo para la presentación de la redacción del proyecto del paso subterráneo del Arco de Ladrillo. Poco después llegaba el desmentido desde el departamento que dirige su predecesor, Óscar Puente. Desmentido que, por un lado, mantiene el debate sobre las perspectivas de una obra que va a cambiar la fisonomía urbana de Valladolid y que, por otro, amplía lo que Carnero asume de manera implícita con sus palabras: que la integración sigue adelante pese a los repetidos intentos de bloqueo desde que PP y Vov llegaran al gobierno municipal hace un año.

Calendario fijado

El proyecto, según han confirmado a la SER fuentes ministeriales, será entregado por el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias "en plazo". Es decir, antes del 8 de junio. A partir de ahí lo que dice el calendario que se maneja en el edificio situado en el complejo madrileño de Nuevos Ministerios es que se aprobará definitivamente en un Consejo de Administración de la Sociedad Valladolid Alta Velocidad a finales de junio o principios de julio, gracias al voto de calidad del presidente del órgano. Todo "tal y como estaba previsto" han insistido las mismas fuentes. Una vez aprobado el proyecto se licitará la obra y lo más probables que este trámite se lleve a cabo por el procedimiento de urgencia con la idea de acelerar los plazos lo más posible.

De todo esto se obtiene una primera conclusión: las reparaciones que se pusieron en marcha para solventar los problemas "urgentes" de seguridad que, según sostiene el Ayuntamiento de Valladolid, presenta el viaducto en sus defensas laterales, quedarán interrumpidas. Porque, si bien la idea es facilitar el movimiento de peatones con una pasarela provisional, el objetivo de las piquetas será echar abajo el viaducto mientras se avanza en la construcción del nuevo túnel. Que sería el tercero con el que contará la ciudad tras el de Labradores, el que se remata en Padre Claret -éste sólo para viandantes- a los que hay que sumar otro de las mismas características ejecutada por el consistorio en el pasado mandato en la Plaza de Rafael Cano y el que ADIF ejecutó no muy lejos de allí, en la Calle Andrómeda.

Y aquí llegamos a otra conclusión más que tiene que ver con la promesa electoral y la aspiración personal del actual alcalde para desarrollar un soterramiento ferroviario. Las opciones técnicas se ven limitadas. Con, al menos, cinco pasos subterráneos, o bien se apuesta por un diseño de muros pantalla que conllevaría arrasar con estas obras y su millonaria inversión o bien se ven obligados a una actuación con tuneladora que dispararía plazos y gasto. De momento, lo que ya sabemos es que la fecha de caducidad del histórico viaducto de Arco de Ladrillo se ha acelerado. Con los planes que maneja el Ministerio de Transportes, el de 2024 puede que sea el último verano para esta veterana infraestructura achacosa que ve cada vez más cerca su paso a la historia de la ciudad.

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