La ruina
León
El desplome de una escalera metálica en un instituto de Ponferrada, con 14 alumnos heridos, es el retrato de una situación sistémica de abandono en los centros educativos públicos. Afortunadamente, las consecuencias han sido menores, pero podía haber sido una tragedia. Deberían sonar las alarmas, pero todo apunta a que quedará en susurro silenciado por el aislante de los informes técnicos y el bálsamo de los comunicados rellenos de orfidales.
No es de recibo el estado en el que se encuentran nuestros colegios e institutos, edificios vetustos, muchos con más de medio siglo de vida , donde las heridas del tiempo dejan a diario goteras, desprendimientos, humedades, desconchones, aislamientos inexistentes y así hasta el infinito en la nómina de ruinas que las administraciones responsables maquillan con presupuestos paupérrimos y riquísimas notas de prensa preñadas de éxito y excelencia.
Resulta bochornosa la política del escaqueo y la confrontación política en un tema como este entre la Junta, responsable de las competencia educativas y de su gestión, y el Ayuntamiento de León, que tiene también sus obligaciones en lo que concierne a los colegios de primaria. El olvido presupuestario de la Consejería lejos de solventar el problema, lo agrava cada curso. Envolverse por sistema en la bandera legionaria no diluye las responsabilidades propias. Cada palo que aguante su vela.
Para que les voy a a engañar , no soy muy optimista al respecto, porque nuestros gerifaltes, todos, no llevan a sus criaturas a la escuela pública. Y las posibilidades de ruina súbita en los jesuitas o en las teresianas no llegan a los medios a menudo. Quizás por intercesión divina, quizás por milagro presupuestario. Que aquí también se dan.