Ocio y cultura

El motivo por el que hay tantas fiestas en la Ribera del Duero en el mes de mayo

Estas son semanas en la que confluyen muchas celebraciones a lo largo y ancho de la comarca

El motivo por el que hay tantas fiestas en la Ribera del Duero en el mes de mayo

El motivo por el que hay tantas fiestas en la Ribera del Duero en el mes de mayo

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Ribera del Duero

Ultimamos las semanas de mayo en la Ribera del Duero, y puede que aún a alguien le perdure la resaca de la última fiesta. No es una casualidad. Hay muchas celebraciones conjuntas en este mes. Incluso hace apenas dos fines de semana hasta tres localidades confluyeron en sus festejos: Villalba, La Aguilera y Fresnillo. Había donde elegir. Pero, ¿hay algún motivo para que mayo sea uno de los meses más festivos del calendario? Lo hemos repasado este martes.

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Desde tiempo inmemorial el mes de mayo ha estado dedicado a la Virgen María. La llegada de la primavera y que todavía faltase tiempo para las duras tareas de la siega, hacía que fuese tiempo idóneo para acudir a las festivas romerías, muchas de ellas ubicadas en ermitas marianas rodeadas de paisajes idílicos. En la Grecia clásica, el mes mayo estaba dedicado a Artemisa, la diosa de la fecundidad. En Roma, deudora de esta tradición y de otras autóctonas, el mismo mes era dedicado a Flora, la diosa de la vegetación.

Tradiciones de la antigüedad serán cristianizadas dándoles ese matiz mariano, incluso muchas ermitas hunden sus raíces en templos erigidos con anterioridad y dedicados a divinidades paganas. El mes de mayo es el mes de las flores, lo que también nos hace pensar en ese canto tan popular y cantado durante este mes: “Venid y vamos todos, / con flores a porfía, / con flores a María / que madre nuestra es”. Las romerías en torno a la Virgen durante el mes de mayo también se convertían en rogativa para pedir la lluvia necesaria y ver culminada una buena cosecha.

La expresión “como agua de mayo”, nos habla de algo que viene muy bien y tiene su origen en la importancia de la lluvia durante mayo, cuando las plantas pueden florecer y crecer con más fuerza, teniendo así una buena cosecha. Las romerías también eran punto de encuentro entre pueblos vecinos y oportunidad para conocerse en un ambiente de alegría. Siglos de devoción mariana en la Ribera del Duero han hecho que llegue a nuestros días un inabarcable legado artístico. Se puede escribir la Historia del arte en la Ribera únicamente partiendo de imágenes de la Virgen María de muy distintas épocas y estilos.

Rogativas para pedir la lluvia

Tal como señala José Luis Puerto "aluden a estas rogativas las constituciones sinodales de Osma de 1584 a una tradición religiosa, sin duda de remotos orígenes anteriores al cristianismo, que se ha practicado en el pasado en tal diócesis, posiblemente también en nuestra área de la ribera del Duero, que consistía, cuando había sequías prolongadas, en sacar en procesión la imagen de un santo y sumergirla en una fuente, pozo u otra corriente de agua, no sacándola de allí hasta que no lloviera".

Rogativa por la sequía con la Virgen de las Viñas. Plaza del Trigo (1921)

Rogativa por la sequía con la Virgen de las Viñas. Plaza del Trigo (1921) / Máximo López

Rogativa por la sequía con la Virgen de las Viñas. Plaza del Trigo (1921)

Rogativa por la sequía con la Virgen de las Viñas. Plaza del Trigo (1921) / Máximo López

La Iglesia trata de regular para evitar supersticiones el relato de una rogativa para pedir lluvia del único beato de la Ribera del Duero. Manuel Requejo Pérez (1872-1936), gran devoto de la Virgen de las Viñas y que durante años tuvo importantes responsabilidades en la diócesis de Osma, a la que entonces pertenecía la Ribera del Duero. Vamos a rescatar un curioso texto salido de la pluma del que pronto se convertirá en el Beato Manuel Requejo y en el que nos narra cómo se desarrolló en 1921 una solemne rogativa con motivo de una persistente sequía. Manuel Requejo nos señala lo siguiente:

“Nunca jamás se borrará de nuestra memoria, como no se borrarán otros semejantes favores de los de nuestros antepasados, lo ocurrido en 1921. Era una tarde del mes de mayo. Los campos parecían amarillentos por la pertinaz sequía, cuando todo el pueblo de Aranda se dirigió a la ermita de la Virgen para traerla en procesión a nuestra iglesia de Santa María. No sale en carroza triunfal, sino sobre hermosas andas, a petición del pueblo, para que el mayor número de arandinos tuviera el honor y la satisfacción inmensa de llevar a su Virgen. De todos los labios brotaban las plegarias; las lágrimas humedecían muchas mejillas, porque la atmósfera aparecía diáfana y la temperatura fría presagiaba una helada, que hubiera sido la pérdida total de la cosecha. Pero la confianza del pueblo arandino se redoblaba, cuando veía avanzar por sus calles a su patrona, y al llegar a la iglesia de Santa María redobló el fervor viendo el trono de luces y de flores, que en breves horas le había preparado su entusiasta camarera doña Josefina Arias de Miranda, quien con su ilustre familia había llegado aquel día de Madrid, con el fin de unir sus fervorosas oraciones a las de sus queridos paisanos, y como camarera de la Virgen, adornar a esta todo el primor que le presta su entusiasta devoción por la Virgen de las Viñas. Y… se obró el milagro. ¿Cómo fue? Nadie lo ha explicado. Antes de asomar la aurora, ya estaba la iglesia llena de arandinos oyendo las primeras misas, y… la Virgen escuchó, como siempre, sus plegarias, y aquella misma mañana comenzó la lluvia a descender sobre los campos, lluvia que continuó con abundancia en los días sucesivos, hasta remediar la necesidad y hacer que la cosecha, lejos de perderse, fuera de las más abundantes”.

Rogativas y bendición de campos

San Pedro Regalado, patrón de la ciudad de Valladolid, de los toreros y gran reformador de los franciscanos en Castilla durante los últimos años de la Edad Media. Su sepulcro está en la localidad ribereña de La Aguilera, en cuyo convento “Domus Dei” transcurrió casi toda su vida. También es un santo muy invocado para pedir lluvia para los campos y, por eso, se han hecho durante siglos rogativas para implorar la deseada agua del cielo. Una de las razones es que su fiesta es en mayo, cuando más beneficiosa puede ser la lluvia para las futuras cosechas.

El santo ribereño nació en la ciudad de Valladolid en 1390, muriendo en La Aguilera el 30 de marzo de 1456. Su fama de santidad se extendió bien pronto y ya en vida se le consideraba un santo, tanto por sus virtudes como por los prodigios que rodearon su existencia terrena. San Pedro Regalado fue beatificado en 1684 por el Papa Inocencio XI y canonizado en 1746 por Benedicto XIV.

Cuando se celebra su fiesta es frecuente que los labradores miren insistentemente al cielo rezando por la ansiada lluvia:

“Marchemos al Convento del santo franciscano. Su amparo soberano vayamos a implorar. ¡Oh, Pedro Regalado vos sois de La Aguilera, del Duero y su Ribera el Ángel titular!”. Dice el refranero que “Si llueve por San Pedro Regalado, llueve cuarenta días de contado”

En mayo de 1854 el Diario de Córdoba hacía la siguiente reseña la víspera de la fiesta del santo ribereño, con cierto enfoque humorístico y haciéndose eco de esta tradición popular: “Es fama entre el vulgo que si el día de San Pedro Regalado, cuya fiesta celebra mañana la Iglesia, llueve en alguna comarca por poco que sea, la lluvia continúa sin interrupción por espacio de cuarenta días con sus correspondientes noches. Por consiguiente, si mañana, como es de temer atendido el estado de la atmósfera, las nubes nos regalan agua, a buen seguro que habremos de hacer rogativas para no volvernos ranas”.

Fray Pedro de Zubero recordaba en 1908 que “Por intercesión de San Pedro Regalado los labradores han conseguido benéficas lluvias para sus campos y además ahuyentar de ellos los nublados, los pedriscos, los hielos y los animales dañinos”. Esto va en consonancia con lo que también se canta en el aludido himno: “Bendice nuestros campos, / aleja de este suelo / granizo, piedra y hielo, / nublado y tempestad”.

Matías Sangrador Vítores en su “Vida de San Pedro Regalado, patrón de Valladolid” (1859) recuerda que “Los pueblos inmediatos al convento de la Aguilera, que excedieron a todos en devoción, acudían procesionalmente en rogativa al sepulcro del Regalado, siempre que el país se veía amenazado de alguna calamidad y las más de las veces conseguían, por su intercesión, librarse de sus fatales consecuencias”.

Una de las calamidades más frecuentes era la de la sequía ya que traía después hambrunas y pobreza entre las gentes de la Ribera. Así se narra cómo la caridad de San Pedro Regalado se debía redoblar cuando venían las desgracias, siendo una de ellas la falta de lluvia para los campos.

Hay constancia también de varias procesiones de rogativas hechas en Valladolid durante las sequías de 1817, 1825 y 1828, con la reliquia de San Pedro Regalado para implorar el beneficio de la lluvia.

Advocaciones cristológicas

Santo Cristo de Reveche (entre Gumiel de Izán, Oquillas y Villalbilla de Gumiel). Despoblado. Coplilla popular:

Santo Cristo de Burgos,

¿quién es tu hermano?

Santo Cristo de Reveche,

que es gomellano.

Santo Cristo del Priorato (Fresnillo de las Dueñas). Cristo al que baja de la Cruz, José de Arimatea. Una ermita en el límite entre los términos de Aranda y Fresnillo. Con escudo de los frailes premonstratenses de La Vid.

La Santísima Trinidad de Fuentespina

Se celebra en Fuentespina la fiesta del Padre Eterno. La romería alrededor de la monumental ermita de la Santísima Trinidad es una de las celebraciones más tradicionales y arraigadas de la Ribera del Duero. La propia ermita ejerce una función en la propia configuración del término municipal de Fuentespina, cuando al segregarse de Aranda en 1636 se señala que el límite entre ambas villas estaría en la ermita del Padre Eterno “…la cual haya de quedar dentro del término del dicho lugar de Fuentespina y sirva de mojón”.

La primera referencia histórica a esta localidad ribereña data del 11 de marzo de 1266 cuando se habla de “Fuente Espina” en un documento del monasterio de San Pedro de Gumiel de Izán. En aquel período pertenecía al Alfoz de Clunia, siendo uno de sus puntos más al Sur, ya que muy cerca ya se encontraban las comunidades de villa y tierra de Aza y de Montejo.

Durante siglos el actual municipio de Fuentespina, y lo que luego sería un despoblado llamado Casasola, pertenecieron la jurisdicción de la villa de Aranda.

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