Sociedad

Historias de Salamanca: San Marcos, la peculiar iglesia circular y capilla real salmantina

El templo fue clerecía, en sus puertas juraban los fueros de la Ciudad los monarcas que entraban en ella y nunca fue cubo de la muralla

Historias de Salamanca 24 abril

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Salamanca

No hay una fecha exacta que determine cuándo se construyó la iglesia de San Marcos, pero sí que –más o menos—fue a finales del siglo XI y casi se podría decir que a las afueras de Salamanca.

La repoblación tras el desalojo de los árabes estableció aquí y allá en el solar salmantino a gentes venidas de muchos lugares y con beneficios concedidos por Raimundo de Borgoña, el conde repoblador.

Lo primero, se establecía la iglesia, después el corrillo de casas.

Y en algún momento del proceso, el fuero que les gobernaba.

Y la iglesia de San Marcos no fue una excepción, porque a su alrededor había un corro de casas, su parroquia, aunque por alguna razón especial esa parroquia acabó siendo de la clerecía salmantina, es decir, de los curas y con una jurisdicción especial. Una gracia de Alfonso IX, a quien debemos la creación del Estudio salmantino: la Universidad de Salamanca.

La iglesia de San Marcos tiene la gracia de ser redonda y que al lado tenía la Puerta de Zamora, en la que los reyes que venían de visita tenían que jurar el fuero de Salamanca si no lo había hecho ya.

Con el tiempo, a los reyes y autoridades que venían y entraban por ahí, se les levantaba un arco triunfal a modo de homenaje. Era de cartón piedra, cierto, pero quedaba estupendo y ceremonioso, al tiempo que recordaba los arcos triunfales de los romanos.

Por cierto, entre otros reyes que recibieron tal homenaje estuvo Carlos I en 1534, cuando ya se nos había olvidado lo de los comuneros.

Efecto de sonido comuneros.

La iglesia de San Marcos poco a poco se fue haciendo plaza céntrica por el crecimiento de Salamanca. Y perdió su condición de sede de la clerecía salmantina: había quedado vacante la iglesia del Espíritu Santo por la expulsión de los jesuitas en 1769 y esta iglesia era mucha iglesia. Así que el clero no se lo pensó dos veces y cambió la real capilla de San Marcos por la de la Compañía de Jesús que pasó desde entonces a ser conocida en la ciudad como iglesia de La Clerecía.

La iglesia de San Marcos se quedó en parroquia, pero también era capilla real, algo que pueden decir muy pocos templos. Perdió el atrio que miraba a su plaza, pero ganó unas pinturas medievales que estaban ocultas no hace mucho tiempo. Aquel día, hasta el león de le veleta rugió de alegría.

Un león –el de la veleta—porque a San Marcos, el evangelista, se le representa por un león.

Por cierto, todos los evangelistas salvo uno tuvieron o tienen templo en Salamanca.

San Marcos, del que hemos hablado hoy.

San Mateo, que estuvo donde se alza la iglesia patronal de San Juan de Sahagún, y a la que aún recuerda una calle.

San Juan, junto a la Peña Celestina, que ya no existe, pero sí una cuesta llamada de San Juan del Alcázar.

Y ahí tenemos a San Lucas, que no tuvo iglesia en Salamanca, aunque su fecha era muy recordada porque en ella comenzaba el curso en la Universidad. Es el patrono de los médicos y en su tiempo hubo una congregación de San Lucas Evangelista que reunía arquitectos, escultores, pintores, tallistas y otros artistas salmantinos, que tuvo su sede en la ya desaparecida iglesia de San Adrián.

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