La Saturiada celebra su “fiesta popular de la cultura, la lectura y el arte” el 23 de abril recordando a sus impulsores

Soria

La Saturiada celebra una nueva edición el 23 de abril siguiendo los pasajes de la obra de Juan Antonio Gaya Nuño. La cita comenzará a las 17.30 horas en la ermita de San Saturio e incluirá doce estaciones para finalizar a las 20.30 en el nuevo Espacio Santa Clara manteniendo la esencia de esta “fiesta cultural, de la lectura y del arte” con pequeñas variaciones dado el abanico de lugares y reflexiones que incluye la obra guía ‘El Santero de San Saturio’ y con un sentido recuerdo a todos los que apoyaron este evento y especialmente a sus principales promotores José María Martínez Laseca y Jesús Bárez. Gloria Gonzalo, concejala de Cultura, ha dado cuenta de la cita junto con los cofrades de la Hermandad del Santero, Ángel Lorenzo y César Millán. La responsable municipal ha animado a la ciudadanía a acompañar a la comitiva en una cita “que nos permite leer, escuchar y compartir cultura”.

César Millán se ha referido a la gran oportunidad que ofrece la Saturiada para festejar el Día del Libro con actividad abierta a todas las personas y que además une distintas manifestaciones artísticas con el propio cartel obra de Ignacio del Río, los adornos de los paraguas y la propia música que acompaña el desfile por lugares emblemáticos de la ciudad. Los versos de los pasa-páginas han sido obra de Ernesto López y están dedicados en esta ocasión a Jesús Bárez.

Ángel Lorenzo, por su parte, ha añadido que la cita, además, “nos permite disfrutar de una mirada del sorianismo que puede parecer lejana y diferente a la actual pero que también nos permite buscar esas similitudes que nos invitan a la reflexión. Se trata de un libro que retrata nuestro ADN y debemos verlo como algo positivo para conocer nuestro pasado”.

La cita arranca en San Saturio a las 17.30 con la simulación de la entrega de llaves al Santero por parte de la concejala de la ermita. Posteriormente, se celebrará la segunda estación a la altura del Casino a las 18.30 horas para proseguir junto al Museo Numantino, Plaza de toros, junto al bar Silencio, Soan, Santo Domingo, Mercado Municipal, Instituto Machado, Centro Cultural Gaya Nuño, San Juan de Rabera y Espacio Santa Clara, donde a las 20.30 finalizará el recorrido.

En esta obra Gaya Nuño retrata con humor una tierra y un pueblo con los que se identifica: Soria. La ermita soriana de san Saturio recibe a un nuevo santero, un hombre nacido en Tardelcuende que, bajo su barba y sayal esconde su propia historia. Tras un cuarto de siglo alejado de su provincia natal, el protagonista regresa a Soria con un equipaje compuesto por obras de Proust, Sartre, Santa Teresa y Valle-Inclán. A través de sus experiencias en la ermita, el personaje irá describiendo los paisajes y gentes que ya conoció en su niñez.

“Fue un libro escrito con una rabiosa espontaneidad. Lo redacté en 1951, y escribí muchos días un capítulo por la mañana y otro por la tarde, todo ello debido a que llevaba quince años sin aparecer por Soria (1936-1951), de la que se me separaban acontecimientos muy graves que, con todo, no me restaron el afecto a una ciudad en la que viví toda mi niñez y toda mi juventud”. Este libro es especial, de él se ha llegado a decir que <”es uno de esos libros que todas las ciudades del mundo envidiarían a Soria”.

Dividida en veinticuatro pequeños apartados, el autor repasa toda la sociedad soriana de la época, 1951. Y lo hace con un cariño y un mimo como sólo un espíritu sensible puede llegar a captar.

En cada página del libro, la descripción es tan gratificante que cautiva los sentidos del lector que quiere profundizar en el talante y la idiosincrasia de los sorianos.

El libro El Santero de San Saturio no debe faltar en ninguna biblioteca de temas sorianos que se precie, e, incluso, en cualquier biblioteca a secas. Porque al tema, o los temas tratados, se une la forma de hacerlo, el estilo usado, la riqueza de léxico, tan bien imbricado que no resulta en absoluto pretencioso ni fuera de lugar.

Su distribución en Soria armó un considerable revuelo. Aprobado por la censura, ocasionó tan gran indignación de los reaccionarios locales, que acudieron al gobernador de turno para que prohibiera de inmediato su venta. El clero, por su parte, visitó las librerías sorianas para que, al menos, no se expusiera en los escaparates.