"Adif pretende aislar el barrio del Cristo del resto de Palencia"

Palencia

El popular barrio del Cristo de la capital palentina da el pistoletazo de salida a sus fiestas este fin de semana con una de las citas más tradicionales de estos días como es la entrega de los Cristos de la Alegría y de la tristeza. El primero de ellos ha recaído sobre la Asociación palentina Contra el Cáncer por su impagable labor que, a lo largo de los años, lleva a toda la sociedad, no sólo al barrio y, quieren que sirva a modo de agradecimiento por esa labor y por elegir los pies del Cristo como lugar para realizar algunas de sus pruebas deportivas solidarias. por otro lado, el Cristo de la tristeza este año tenía un destinatario claro, la Administradora de Infraestructuras ferroviarias, ADIF, por las obras que está realizando para dar salida a la alta velocidad a Cantabria y que, afectan de manera directa al bario si finalmente se levanta allí el denominado salto del Carnero y que, a juicio de Pedro Arenillas presidente de la Asociación de Vecinos, supondría dejar completamente aislado al barrio del resto de la ciudad. Unas obras que, vienen a sumarse a las que ya se hicieron en la zona de los tres Pasos y que entiende Palencia no puede permitir que se lleven a cabo.

Es este el primero de los fines de semana en que se dividen las fiestas que culminarán el próximo domingo con la tradicional pedrea del pan y el quesillo en la romería de Santo Toribio. El domingo, 21 de abril, a partir de las 13:00 horas, al término de la eucaristía, las autoridades bajarán hasta la ermita de Santo Toribio, donde a se abrirán las ventanas del balcón para la comenzar con el lanzamiento de miles de bolsas de pan y queso. este año, además, se recupera una tradición perdida y es la de sortear un puesto en el balcón para uno de los vecinos de la asociación.

Dice la leyenda que, en el año 447, Santo Toribio, obispo de Astorga, en su intento por convertir a los palentinos de la herejía priscilianista al cristianismo, fue insultado y apedreado retirándose a una cueva en el cerro del Otero. Días después, unas fuertes lluvias causaron la crecida del río Carrión y la completa inundación de las calles de la ciudad que los palentinos atribuyeron a un castigo divino. Atemorizados, los vecinos subieron hasta el cerro y allí pidieron perdón al santo que mandó que las aguas del río volviesen a su cauce. Este es el origen histórico de una de las fiestas más importantes de Castilla y León, que se celebra en la ciudad de Palencia desde el siglo XV y que a lo largo de todo este periodo de tiempo ha ido experimentando variaciones sin perder su esencia, hasta convertirse en 2005 en Fiesta de Interés Turístico Regional. En la actualidad, es intención del Ayuntamiento de Palencia lograr la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional.