Sociedad

Historias de Salamanca. La recuperación de la Semana Santa de Salamanca.

La Salamanca católica, de seminarios, universidad pontificia y el recuerdo del obispo de la "Cruzada", Plá y Deniel, veía obligada una Semana de Pasión digna

Salamanca

El 9 de abril de 1942 Salamanca –y toda España—se encontraba aún bajo los efectos de la postguerra, eran tiempos de hambre.

De hambre y guerra, porque la II Guerra Mundial estaba en su apogeo.

Para completar el conjunto, hambre y guerra, el régimen dictatorial de Franco marca la pauta a golpe de represión utilizando para ello también la religión: eran los tiempos del nacional catolicismo.

En ese momento, la Semana Santa de Salamanca, como la ciudad y toda España, se movía entre el negro y el gris.

Languidecía porque la ciudadanía no la tenía entre sus prioridades vitales, estaba a otra cosa.

Esa “deprimida” Semana Santa se podía permitir en otros lugares, pero no en Salamanca, la católica Salamanca, con sus seminarios repletos de aspirantes a cura, una recién inaugurada Universidad Pontificia (en 1940) y un Enrique Pla y Deniel, obispo de la Cruzada, investido cardenal.

Todo ello y búsqueda de notoriedad de algunos puso en marcha la renovación de la Semana Santa de Salamanca, su impulso o recuperación.

Y de este modo, el 9 de abril de 1942 se crea la Junta Permanente de la Semana Santa en la que están la Vera Cruz, como semilla de la Semana Santa de Salamanca en tiempos medievales; la de Jesús Nazareno, con sede en San Julián; el Rescatado, con sede en la iglesia de San Pablo; y las catedralicias de la Soledad y el Cristo de la Agonía.

En la cita estuvieron –no podía ser de otra forma—las autoridades y representantes de la prensa.

En la reunión se señala que aquella Junta debía fomentar, procurar el mayor esplendor de las procesiones de la Semana Santa de Salamanca y promover el culto y la devoción a los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor y veneración de los Dolores de la Inmaculada Virgen María, comenzando por recuperar las tradiciones que se habían perdido en las celebraciones de la Semana Santa salmantina: el Acto del Descendimiento y la Procesión del Resucitado, por ejemplo.

En el caso del Descendimiento, hubo que esperar hasta 1946, cuando se vuelve a realizar, ese año junto a la iglesia de San Martín. Dos años más tarde vuelve al Campo de San Francisco, de donde sale en 1958 para celebrase en la Plaza Mayor, luego, en 1965, en el Patio Chico, y de ahí de nuevo al Crucero de San Francisco.

Por su parte la Procesión del Resucitado se recupera en 1944.

A partir de aquel 9 de abril de 1942 la Junta de Semana Santa ha tenido que lidiar con buenos momentos y también malos, muy malos, porque en la década de los setenta la Semana de Pasión cae en una nueva crisis de la que se recupera a mediados de los ochenta con nuevas procesiones, cofradías y hermandades.

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