El Sermón de las Siete Palabras critica que "se eche a Dios" de todos los ámbitos de la vida
El vicario general de la Diócesis de Valladolid, Jesús Fernández Lubiano, ha sido el responsable del Sermón de las Siete Palabras de este año
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Sermón de las Siete Palabras, celebrado en la Catedral / Leticia Pérez ICAL
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Valladolid
El vicario general de la Diócesis de Valladolid, Jesús Fernández Lubiano, ha proclamado, este Viernes Santo, el triunfo, la victoria" de Jesús, que como hijo de Dios ha asumido su condición "de esclavo, pasando por un hombre de tantos y ha asumido la condición humana" para morir crucificado, porque es en el "árbol de la cruz" donde la vida empieza.
Así lo ha expuesto este Viernes Santo el vicario general durante la proclamación del Sermón de las Siete Palabras, que se ha celebrado en la Catedral de Valladolid ante la imposibilidad de realizarse en la Plaza Mayor por la intermitente lluvia.
El Sermón de las Siete Palabras se ha celebrado en la Catedral de Valladolid ante la imposibilidad de realizarse en la Plaza Mayor por la intermitente lluvia.
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"Lo que hoy celebramos no es una derrota, sino una victoria. En el árbol de la cruz la vida empieza.....el odio se ha convertido en amor, la violencia en paz, la tristeza el alegría", ha enfatizado el vicario general, quien ha recordado que el rojo es el color de este Viernes Santo, un color que en la liturgia "evoca el triunfo de los mártires, del primer mártir".
Durante su sermón en el que ha tenido un recuerdo para el escrito y periodista Ángel María de Pablos, hermano de la Cofradía de las Siete Palabras fallecido este año, ha invitado a todos los presentes a escuchar las últimas palabras de Jesús y ha reconocido que él, al igual que María, ha mirado a Jesús crucificado y se ha quedado a sus pies en silencio, mirando los ojos llorosos y las manos piadosas de su madre y se ha sentido "parte de aquellos que contemplaban la escena del Monte Calvario".
Durante su alocución, Fernández Lubiano ha dejado claro que no se iba a escuchar "nada nuevo, sino las siete palabras de siempre", una palabras que se escuchan "con la certeza de que el Crucificado está vivo porque ha resucitado de la muerte y vive para siempre".
'Padre perdónalos porque no saben lo que hacen', la primera de las palabras, contiene, según el vicario general, "todo el misterio de Dios y la misión de Jesús" que no es otra que reconciliar por medio del perdón al hombre con Dios, "reunir de nuevo a los hijos de Dios dispersos por el pecado y formar la fraternidad universal".
¡Te lo aseguro, hoy estará conmigo en el paraíso', la segunda palabra, en la que el Fernández Lubián habla del perdón que Jesús ha pedido y conseguido "para todos", un perdón que tiene que ser querido, pedido y recibido "porque de nada sirve que te den algo" si no se quiere recibir.
Y se refiere el pregonero "a la tentación de la soberbia, a no necesitar a nadie, no buscar ayuda en nadie" y reconoce el vicario general que "poco a poco" se ha ido echando a Dios de "la vida social, de la cultura, de las creaciones artísticas, de la política, de la economía, de la educación, de las relaciones humanas". "Parece que Dios quiere desaparecer porque no es necesario".
También en la Iglesia se da la "tentación" de decir que se cree en Dios pero muchas veces se le deja de lado y se ha caído en la tentación de la "autosuficiencia, del sálvate a ti mismo" por lo que con esta segunda palabra Jesús abre la puerta del paraíso, "la vuelta a la amistad con Dios, que es el fundamento de la fraternidad universal y de la dignidad de cada vida humana; de la nueva humanidad, de la nueva creación".
El vicario general de la Diócesis de Valladolid, Jesús Fernández Lubiano, ha sido el responsable del Sermón de las Siete Palabras de este año
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'Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo ahí tienes a tu madre', con esta tercera palabra, Jesús, que desde la Cruz mira a su alrededor y ve a su familia, la que ha nacido en los pueblos donde ha predicado, "sella el parentesco espiritual que hace de su madre", la madre de todos los hombres.
'¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?', es la cuarta palabra y Jesús está llegando a la culminación de su vida y supone "un grito un grito que expresa los terribles dolores físicos del que agoniza en la Cruz, y el dolor del alma desolada, porque se siente sola, abandonada por su Padre tan amado". Y es que Jesús "ha asumido todo lo humano, el sufrimiento físico, moral y espiritual" y ha asumido el alejamiento de los hombres de Dios.
"Y Jesús se pregunta, como nos preguntamos nosotros, por qué a veces, Dios desaparece de nuestra vida", ha subrayado el vicario general, quien ha respondido que Dios "no está lejos" porque "está dentro" de cada uno, como dice Jesús: "El reino de Dios está dentro de nosotros".
'Tengo sed', la quinta palabra, es la expresión, según Fernández Luubián, es una sed física, propia de una persona torturada durante horas" aunque Jesús, "a través de su humanidad y de sus necesidades básicas como comer o beber llega a realidades espirituales" y así habla de una sed "más profunda, de una necesidad básica, pero más profunda, el deseo permanente de ser amados".
'Todo está cumplido', la sexta palabra, en la que el orador explica que toda historia de salvación "tiene su origen en la promesa que Dios hace de no abandonar a su suerte al hombre que ha pecado. Dios no abandona al pecador" y todo comienza cuanco promete a Abraham que tendrá descendencia y será padre de un numeroso pueblos.
Y para ello Dios envió a su propio hijo para cumplir esa promesa que hizo a Abraham y a toda su descendencia y así Jesús "es el rey esperado y deseado" y con su presencia ha llegado el reino de Dios, "el reino eterno y universal.
Según ha relatado el orador, Jesús es el cumplimiento de la promesa "y esto sostiene la vida de la Iglesia, y a la largo de su historia son muchos los que han dado testimonio de la verdad y la fidelidad de Dios que cumple lo prometido".
'Padre, en tus padres encomiendo tu espíritu', la séptima palabra, es el último aliento de Jesús, "es una oración de abandono confiado en las manos de su Padre", ha explicado Fernández Lucián, quien ha apuntado que se trata de un "grito de victoria" como el que pronuncian tantos deportistos extenuados por el esfuerzo, "que casi sin aliento llegan a la meta".
"En el grito de Jesús está oculta la victoria de la resurrección", ha añadido el orador, para quien la Cruz "es la sabiduría de Dios, la Cruz es el misterio del universo. En el Crucificado están todas las respuestas" a todos los interrogantes "más profundos", sobre el sentido de la vida, de nosotros mismos y de Dios" y la respuesta es "el amor". Jesús Fernández Lubián ha pedido a todos los presentes que no se cansen de "contemplar a Jesús en la Cruz. Contemplar para alcanzar el amor"