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ENTERRADAS EN VIDA

Enterradas en Vida: la dificultad de identificarse como víctima, romper con el maltratador, y afrontar una nueva vida

Luisa Velasco Riego, doctora en Psicología por la Universidad de Salamanca y ex Inspectora de Policía nos 'humaniza' muchas derivadas de la violencia machista

Enterradas en Vida: la dificultad de identificarse como víctima, romper con el maltratador, y afrontar una nueva vida

Enterradas en Vida: la dificultad de identificarse como víctima, romper con el maltratador, y afrontar una nueva vida

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Aranda de Duero

Luisa Velasco Riego es doctora en Psicología por la Universidad de Salamanca. Ha sido Inspectora de Policía, pero es autora de numerosos artículos y publicaciones sobre violencia de género: 'Guía para chicas y chicos: lo que tenemos que saber sobre violencia de género', 'Manual de actuación policial en materia de violencia de género', y su libro más reciente, 'Violencia de género rompe tu silencio. Manual práctico para detectarla y afrontarla'. Pionera en tratar temas como la violencia de género y doméstica, en el maltrato infantil y el acoso escolar, esta semana nos acompaña en la SER dentro de nuestro espacio ‘Enterradas en vida’.

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El papel del hombre

"Si callamos ante el agresor le protegemos. Favorecemos que tenga esa conducta. Y me gustaría que de este espacio, hiciéramos algo positivo con ese fin de construir, y hablar de los hombres buenos, porque la mayoría lo son, y quiero que lo escuchen. Ellos tienen que dar el paso al frente, porque cuando participan y colaboran el 25 de noviembre o el 8 de mayo, es maravilloso. Porque esto no es una cosa de mujeres solamente", defiende Velasco, quien tiene claro que "las mujeres que padecen esta situación sobreviven a un mundo hostil dentro y fuera de lo que se supone que es un hogar, porque en el caso de las víctimas, no es el hogar seguro que debiera".

La dificultad de identificarse como víctima

"Cuando empecé en los 90, yo misma no entendía que una mujer dijera que quería a su agresor. Pero hay que comprender cómo se siente. Y es difícil entender la situación de la mujer, porque si le dejo mal, si me mantengo también, y al final el problema es que exigimos a la víctima. Cuando hay asesinato de una mujer, el entorno de la victima no dice que fuera una persona mala. Y esto no ayuda. Porque, ¿qué se yo lo que pasa de puertas para adentro en un hogar?" explica sobre esta cuestión Luisa.

Luisa Velasco, psicóloga / X, antes Twitter

Para la psicóloga el arrepentimiento del agresor tiene que ir acompañado del cese de violencia. "El ciclo de violencia demuestra que el agresor no cambia y mantiene su tendencia", define, detallando que "para poder romper necesita un entorno seguro", claro que "es muy fácil decir el 'yo haría', y por eso hay que entender y escuchar las decisiones, aunque no las compartamos, porque una mujer necesita estabilidad emocional primero para poder romper".

El después de romper

Tras escuchar varios testimonios, muchos hablan de la sensación posterior que las víctimas tienen de culpabilidad y tristeza, aunque por contra también de libertad. "La mayoría de las víctimas tienden a darse mucha culpabilidad. Recuerdo a una señora que me decía 'me llamaba puta y contestaba, y me pegaba; decidí no contestar y me pegaba igual'. Él le hacía ver la culpa a ella, y luego está el cómo contarlo, la vergüenza de cómo expresárselo a la familia... Esto es una cicatriz que te deja en el cuerpo. Y cuando la ves, y cierra sin heridas y sana, te deja una marca y te recuerda lo vivido, pero se aprende. La ves con distancia", explica Velasco.

El papel de los hijos

Usados como chantaje emocional por los propios agresores, e impregnados en muchos casos por esa cultura machista, "cuando hay hijos es otro factor de vulnerabilidad". "No deja de decir 'te los voy a quitar' o 'los mato'. El mayor daño que se le puede hacer a una mujer es hacerle daño a sus hijos. Son ese factor de vulnerabilidad que muchas veces complica el romper por el miedo a qué pasará con ellos. Un maltratador nunca puede ser un buen padre. Y muchas veces las madres esperan a que sean los hijos mayores para dar el paso, pero se encuentran con rechazo. Porque después de aprender de ese entorno violento, de manejarse entre ella, no arropan sino juzgan. Y es un papel muy complicado, entendiendo que son parte de este proceso y que también lo han sufrido", sentencia la psicóloga en una amplia charla que puede reproducirse en el audio superior.

 
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