El "erasmus" solidario de un joven arandino en Guatemala

Aranda de Duero

Mientras muchos de sus compañeros comenzaban a buscar trabajo, al finalizar su último año de carrera universitaria, el joven arandino Mario López Velasco, comenzó una búsqueda diferente: un proyecto de cooperación internacional en el que poder aportar a un proyecto solidario lo aprendido como profesional y su tiempo personal. Alentado por su padre, que casi treinta años atrás también participó en una experiencia solidaria en Guatemala, Mario inició una búsqueda por internet donde encontró la posibilidad de colaborar con la ong REKKO, de origen italiano pero con proyectos locales en el país guatemalteco, donde su perfil profesional encajaba a la perfección.

Allí trabaja en una clínica con pacientes que requieren rehabilitación o cuidados para mejorar sus dolores o lesiones, pero también se desplaza a comunidades rurales donde la ong ofrece de forma gratuita esta atención junto a otros servicios sanitarios.

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Mario hace estas navidades un paréntesis en su labor solidaria para pasar las fiestas con su familia, pero volverá a Guatemala los primeros días de enero para continuar con esta cooperación hasta principios de verano. A cambio la experiencia le está proporcionando lecciones como aprender a valorar la gravedad de los problemas que se viven de uno y otro lado. La precariedad de los servicios sanitarios o apoyo social que llega a las comunidades rurales, que viven mayor aislamiento y dificultad de acceso, inciden en las condiciones de vida de la población y contrastan con la calidad de los servicios sociales que disfrutamos en nuestro entorno europeo.

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Este joven ribereño que ahora mismo desempeña su labor profesional como voluntario, asumiendo en buena medida su mantenimiento en el país centroamericano, no descarta que su futuro laboral pueda desarrollarse en proyectos de cooperación. Pero eso será más adelante. De momento piensa en unos seis meses más como voluntario y después en volver a Aranda en verano donde le espera otra tarea: trabajar en Sonorama Ribera, como ya lo hizo el pasado año, en el proyecto de la firma Sampil.