La educación no importa
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
La opinión de Ángel Santiago Ramos (28/9/2023)
León
Mejorar la educación pública no está entre las prioridades de este gobierno de derechas y derecha extrema que preside con palidez de rostro el popular Fernández Mañueco. Este tedio político se palpa en esta provincia por mucho que haya presidido este año la inauguración del curso académico en la Universidad de León.
En el campo de los centros públicos de enseñanzas obligatorias, secundaria y formación profesional, los problemas en este inicio de curso son abundantes. Colegios que terminaron el pasado curso con problemas estructurales siguen sin estar solucionados y volverán con las lluvias las goteras en las aulas que las padecieron.
Las obras del auditorio destinado a la educación musical están paradas desde hace tiempo y se desconoce cuando estará finalizado el proyecto.
La Junta de Personal Docente denuncia la paralización del proceso de sustitución de más de un centenar de plazas del profesorado. Consecuencia, clases que carecen docente y centros que deben atender temporalmente a los alumnos en condiciones de precariedad educativa.
Las razones de este retraso no son otras que la falta de personal gestor suficiente en una dirección provincial, cuya plantilla está diezmada por una incomprensible política de austeridad de la Consejería de Educación. Desde hace tiempo no repone las bajas por jubilación y otras causas lo que hace imposible que la plantilla gestione a tiempo asuntos tan esenciales como este.
Esta cadena de negligencias la pagan tanto los alumnos como los profesores, los que ven duplicado sus tareas y los que aguardan en sus casas para cubrir las sustituciones temporales.
Tanto es así que a estas alturas del otoño ni siquiera han sido capaces de efectuar el nombramiento de un nuevo director provincial. Y las razones son tan poco edificantes que avergüenza exponerlas.
Cada uno de los dos bandos en que está divido el PP provincial tiene una propuesta para dicho cargo. Un feo conflicto orgánico que salpica lo que debiera ser sólo un mero nombramiento técnico. Todo un despropósito.
