Historias de mujeres rurales que apostaron por la Ribera del Duero

Ribera del Duero

Emprender no es nada fácil, más aún si se hace en el medio rural. Pero merece la pena, y mucho. Es en lo que coinciden al menos cinco de las siete mujeres que forman parte del nuevo documental 'Pasión por Emprender en la Ribera del Duero Burgalesa' y que nos acompañaban este viernes en la SER. Impulsado por la ADRI Ribera del Duero Burgalesa en colaboración con la Red PAME y la Junta de Castilla y León, veía la luz este pasado jueves en la Casa de Cultura de Aranda, si bien puede visualizarse ya a través de Youtube.

En nuestros estudios nos acompañaban Marta, Nazaret, Yolanda, Elena y Estrella. Todas ellas emprendedoras desde hace varios años. En algún caso, como el de Marta -con explotación de viñedo y tierras de secano, además de una granja de cerdo de capa blanca en intensivo en Zazuar- se ha hecho el efecto contrario de muchos 'exiliados' a Madrid para quedarse en la Ribera. Existen casos más reconocidos como el de Nazaret y Vermiduero, dedicados a producir hummus de lombriz en Roa desde 2017. Y otros muy llamativos como Yolanda, que se movió de Burgos a Doña Santos con una empresa de terapias naturales, creando sacos y peluches térmicos. Por último, tanto Elena como Estrella también apostaron por el sector primario; una creando una granja de gallinas produciendo huevos camperos pero con ampliación hacia una granja polifacética, y la otra viticultora, que ostenta su propio viñedo, además de vacuno en extensivo y cebada.

Lo más duro

Hay unanimidad cuando se les cuestiona por lo más complejo de emprender: la burocracia, tanto en cantidad como en dificultad de llevarla a cabo, especialmente para quienes inician un nuevo negocio, y no lo heredan. "Hemos tenido que aprender de cero. Puedes saber hacer tu trabajo, pero gestionar una empresa supone adquirir unos conocimientos que tienes que aprender, porque si no te quedas por el camino", indican. Incluso en el caso de Marta, que tiene estudios en ello, "me comen los papeles". "Tengo experiencia por verlo en casa, pero cuando vas a ejecutarlo ves que esa no es la realidad; de lo que ves a lo que ejecutas, hay mucha diferencia. Hemos tenido que aprender mucho", añade Estrella.

"Todas nuestras empresas serían imposibles en el medio urbano, pero tenemos muchos hándicaps", indican respecto a lo que necesitan. Ninguna de ellas cambiaría vivir en Madrid por hacerlo en el medio rural, por su tranquilidad y modo de vida (también por el precio del suelo y el espacio existente), pero sobre todo, por la gran unidad y generosidad que existe en los pueblos, donde hay mucha cercanía. "Entre las generaciones nuevas y las antañas, en los pueblos tienes más apoyo si te pasa algo que en una ciudad, porque cuando necesitas una mano siempre tienes a alguien. Te apoya el Ayuntamiento, y los vecinos", aseveran, animando a todas las mujeres a dar el paso de emprender si tienen ese gusanillo, porque el resultado final bien merece la pena. "Los sueños tienen que perseguirse, por mucho que los miedos estén ahí. Los que tenemos campo dependemos del cielo, nos pone las pautas y existe la incertidumbre. Pero con paciencia y tiempo se puede. Siempre hay algo que te da luz y te permite sacarlo adelante. Lo mejor es el equipo de apoyo -y amistad- que consigues de varios sectores", sentencian. Una especie de coworking que se extiende por todo el medio rural, dándole vida... y futuro.

La charla al completo puede reproducirse en el audio superior.

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