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Manuel Herrero recuerda a los más necesitados en su homilía y pide a la clase política buscar el bien común

La ceremonia ha comenzado con la bendición de la nueva imagen de San Antolín, regalo del obispo a los palentinos

Inicio de la eucaristía de San Antolín en la Catedral de Palencia / Beatriz Álvarez

Inicio de la eucaristía de San Antolín en la Catedral de Palencia

Palencia

La Catedral ha acogido la misa mayor de San Antolín en su ubicación habitual y sin las restricciones de los últimos años. Una celebración que ha dado comienzo tras la bendición de la nueva imagen de San Antolín, obra del escultor Martín Lagares, que ha sido regalada por el propio obispo de la diócesis, don Manuel Herrero, a todos los palentinos con motivo de la conmemoración del VIII centenario de la propia seo. Con presencia de todas las autoridades y numerosos fieles ha tenido lugar la celebración. En su homilía, el obispo, ha hecho un llamamiento a la clase política para buscar el bien común y con un recuerdo para los que peor lo están pasando en esta "crisis que vivimos".

Nueva imagen de San Antolín, obra de Martín Lagares, regalo del obispo de Palencia

Nueva imagen de San Antolín, obra de Martín Lagares, regalo del obispo de Palencia / Beatriz Álvarez

Nueva imagen de San Antolín, obra de Martín Lagares, regalo del obispo de Palencia

Nueva imagen de San Antolín, obra de Martín Lagares, regalo del obispo de Palencia / Beatriz Álvarez

Reproducimos el texto de la homilía de don Manuel Herrero en este 2 de septiembre:

" Felices fiestas, hermanos y hermanas, palentinos todos.

Dicen los antropólogos que celebrar fiesta es un sentimiento connatural al ser humano. Celebrar fiesta es ponderar y afirmar la vida. Y esto es lo que hacemos hoy y en estos días. No es olvidar que pasamos por una crisis política, los partidos políticos no acaban de entenderse dialogar y llegar a propuestas que busquen el bien común, que es el de todos y de cada uno, especialmente de los más pobres y necesitados y también de las familias que ven cuando van al supermercado cómo suben los precios de los alimentos, o cuando van a las gasolineras ven cómo sube, poco a poco, pero cada vez más los precios de las energías, y esto lo pagamos todos pero especialmente las clases más humildes de la sociedad, los agricultores y ganaderos, los parados, los emigrantes, los refugiados, los mayores.

Por eso es bueno y saludable celebrar fiesta con música, con corridas de toros, con celebraciones religiosas, que la vida vencerá y triunfará.

Pero, hermanos y hermanas, para nosotros los cristianos, la fiesta no dura uno día, o una semana, dura siempre, porque el motivo de nuestra fiesta es la vida, es verdad, pero Cristo es nuestra vida; es el Camino, la Verdad y la Vida, es cómo decía la oración primera, la fuente de la vida. Por eso este día es el día en el que San Antolín nos recuerda que la fe es la fuente de la vida es Cristo en quien Antolín creyó, a quién él siguió y por quien perdió la vida, porque Cristo antes había entregado su vida, como el grano de trigo, para darnos vida y vida abundante.

Es verdad que nosotros, como la Madre de los Macabeos y sus hijos y el mismo san Antolín también tenemos dificultades, y vivir desde la fe en Cristo cuesta, es un combate, el combate de la fe.

Cripta de San Antolín

Cripta de San Antolín / Beatriz Álvarez

Cripta de San Antolín

Cripta de San Antolín / Beatriz Álvarez

Hay fuerzas internas, nuestro egoísmo, nuestra resistencia a seguir a Cristo, nos gusta la vida cómoda, el dinero, la fama, el poder no para servir sino para aparentar ser más, y cargar con nuestra cruz y la cruz de los demás, cuesta; y también las fuerzas externas, como lo vemos en tantos cristianos mártires, de antes y de ahora. De hecho, hoy la religión cristiana es la más perseguida en algunas partes de la tierra.

¿De dónde sacar fuerzas, fortalezas, para resistir, para aguantar la adversidad? De la misma fuente de donde la encontraron los mártires, en Dios, en la oración, en el ejemplo de los mártires, en Dios que nos promete el triunfo, la gloria, la victoria sobre el mal y la muerte; en la comunidad cristiana, sin apartarnos de ella, animándonos y alentándonos unos a otros unos a otros.

Otra clave nos la da la oración primera: Caminar juntos con valentía hacia Cristo, fuente de la vida, siendo sus testigos. Es lo que nos han propuesto las diversas programaciones anuales de la Diócesis, también este curso pastoral que estamos comenzando y que nos propone: UNA BUENA NOTICIA…. SOÑAR JUNTOS, ACOGER LO QUE NACE, ACOMPAÑAR LO QUE CRECE… La buena noticia es Dios Padre y Madre, en cuyas manos estamos, es nuestro refugio, nuestro baluarte, nuestra roca, el Dios leal, que nos librará; que en Cristo y con el Espíritu Santo quiere darnos su reino, el reino de la justicia, la verdad, la paz; el amor, en definitiva; un Dios que no está lejano, sino que en Cristo se ha manifestado cercano, humano, de carne y hueso, hermano, que nos acompaña siempre, que ha vivido nuestras mismas experiencias, alegrías, tristezas y dolores; es el primer mártir , el gran testigo del amor de Dios y a los hombres. Un Dios que nos ha dado su Espíritu, su fuerza, para hacernos a cada uno miembros de su familia de hijos y hermanos y para ayudarnos a soportar las pruebas y hacer de nuestros pueblos y ciudades unos oasis de vida, paz, de justicia, de igualdad, y fraternidad.

Preguntémonos cada uno hoy: ¿Estoy generando vida? ¿Estoy difundiendo en mi entorno un amor nuevo y renovado, porque el amor es la fuente de la vida? ¿Anuncio el evangelio allí donde vivo, sirvo a alguien gratuitamente, como hicieron conmigo los que me precedieron? ¿Qué estoy haciendo por la Iglesia, por mi ciudad o pueblo, por la sociedad? Es fácil criticar, pero el Señor no quiere que seamos sólo críticos con el sistema, no quiere que seamos cerrados. Hermanos: seamos artesanos de una historia nueva, tejedores de esperanza, constructores de futuro y artífices de la vida y la paz (Papa Francisco); sigamos a Cristo, sirvamos a Cristo sirviendo a los hermanos por amor, porque donde está él allí estaremos nosotros; a quien le sirva el Padre le premiará.

Que santa María, san Antolín y todos los santos de la Diócesis intercedan por nosotros para que guardemos la fe, seamos constantes y fieles, hombres y mujeres que aman la vida, que la comparten, que la cuidan, también la vida natural, la de la creación no sólo la vida humana.

Celebrar la Eucaristía es celebrar el triunfo de san Antolín, el triunfo del amor de Dios, nuestro propio triunfo, el triunfo del grano de trigo que cae en tierra, muere, pero es fecundo: da vida, es la fuente de la vida y de la fiesta que no acaba."

Una vez finalizada la liturgia se han trasladado todos a la Cripta para renovar la tradición y beber el agua que a tal efecto se ha trasladado a la catedral.

 
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