Colosal fin de primavera micológico en España 2023
Estudios de la Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid han dado a conocer que esta primavera ha terminando como una verdadera explosión de hongos silvestres
Palencia
La abundancia sorprendente de lluvias, especialmente de tormentas en mayo y junio de este año, así como las temperaturas más frescas han conseguido, que pese a la sequía de los meses anteriores de marzo y abril, asistamos a una cosecha record de algunas de las setas más apreciadas, como Amanita caesarea y Cantharellus cibarius en alcornocales y robledales y Boletus pinicola en los pinares de montaña. Se están superando en muchos parajes los 30 kg/ha e incluso los 60kg. Si bien el otoño anterior fue de producción menor de lo habitual, ha sido sobradamente compensado con esta lluviosa primavera tardía. Sorprendentemente se están recogiendo en pleno junio grandes cantidades de Boletus edulis, especie más propia de otoño pero que con estas condiciones ha fructificado en numerosos montes zamoranos y burgaleses, pero también de Extremadura y Sierra Morena.
Se han llegado a cosechar más de 45 kg/ha en algunos robledales de la Sanabria y la Carballeda, así como en los páramos silíceos de la mitad norte de la provincia de Palencia. También en otras provincias, como Cáceres, León o Ávila. Esta cifra récord es la que se produce durante un año de media en los buenos terrenos, por lo que da idea de la colosal de la producción. Este final de primavera ha sido pródigo en espectaculares aguaceros y tormentas, incluso de granizo, así como bajón de temperatura o shock térmico algo que les viene muy bien a especies de setas como la tana u oronja (Amanita caesarea) y los distintos Boletus. El hecho de que haya habido un récord de rayos en las tormentas en territorio español y se corresponda con un récord de producción de Boletus no es mera coincidencia. Estos fenómenos climatológicos fuertes e imprevistos desencadenan la producción micológica. Especies como la seta de cardo, senderillas y rebozuelos también están alcanzando unos niveles de cosecha excelente en diversas áreas montañosas.
Todo esto no pasa desapercibido para el mundo de la Hostelería, pues numerosos comerciantes y empresas involucradas están trabajando a destajo para que esta exquisita riqueza natural de los bosques llegue a los ciudadanos.
Excelentes perspectivas para las trufas
Pero también estas fuertes lluvias y temperaturas han beneficiado extraordinariamente a las encinas y robles productores de las apreciadísimas trufas negras. Las pujantes plantaciones de estos árboles micorrizados con el diamante negro de la cocina están este año en situación inmejorable por loo que se espera buenos rendimientos y calidad para la próxima temporada de otoño e invierno. “Los calveros que producen las trufas en los encinares truferos están en
un magnífico estado y lo mejor de todo es que en muchas plantaciones truferas no va a hacer falta regar, un gasto que puede ser elevado en un año seco” explica el subdirector de la Cátedra de Micología Dr. Pablo Martín Pinto.
Este año, aunque un poco tardías, han aparecido gran número de las apreciadísimas colmenillas (Morchella esculenta y Morchella deliciosa), conocidas popularmente como manjarrias, múrgulas y piñuelas, que están proliferando sobre todo en las riberas y los encinares calizos de los páramos, acompañadas con los deliciosos hongos de carrasca (Boletus lepidus), más amarillos que los Boletus edulis pero también excelentes comestibles. Las especies de Morchella, como los pucheruelos (Sarcosphaera) son buenas comestibles pero no pueden comerse crudas, por tener sustancias hemolíticas que se destruyen con la cocción, por lo cual si se guisan pierden su toxicidad. La proliferación de “carpaccios” preparados con muchos alimentos podría hacer pensar que se puede hacer lo mismo con todas las setas, pero las citadas deben cocinarse y no comerlas crudas. En los pinares de los páramos aparece también una colmenilla oscura muy apreciada, la Morchella conica, conocida popularmente como piñuela por resultar muy similar a una piña de pino silvestre, en cuyos montes abunda.
Unos hongos que están proliferando especialmente en este final de primavera en las zonas calizas de Castilla y León y Castilla la Mancha son las trufas de verano o de San Juan (Tuber aestivum), asociadas a encinas, robles e incluso hayas, avellanos y estepas negrales. Fructifican a poca profundidad, menos que la trufa negra y agrietan la tierra superficie, por lo que a veces no hace falta ir con un perro o cerdo para su localización, como sí se requiere para la cosecha de las verdaderas trufas.
En las áreas donde se investiga la producción de hongos, esto tiene sus consecuencias positivas para los miles de micoturistas, es decir los recolectores recreativos y aficionados que cosechan estas especies con fruición y que figuran entre las joyas de la gastronomía europea.
El director de la Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid, ubicada en el Campus Universitario de Palencia: Juan Andrés Oria de Rueda explica que en las parcelas estudiadas se está comprobando un fuerte incremento de la producción micológica de los matorrales y bosques y especialmente en este final de primavera. “El cambio climático hace que los hongos de los montes tengan trabajo extra, pues son especies simbiontes que ayudan a mantener con vigor a los árboles y arbustos en la naturaleza a través de las micorrizas. El que fructifiquen de forma tan extraordinaria atrae a multitud de seres vivos (desde insectos y moluscos a seres humanos) que atraídos por el aroma de estos deliciosos hongos ayudan a dispersar sus esporas” termina el Dr. Oria de Rueda