Somos el hazmerreir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
La opinión de Ángel Santiago Ramos (13/4/2023)
León
Vivimos en una de las comunidades autonómicas con el menor índice democrático de todo el estado. Con una notable pérdida de derechos que, de seguir así, cualquier región de Hungría nos supera. La vida cultural, industrial y agraria de carácter institucional y legislativo están en manos de la ultraderecha.
Hasta el mismísimo presidente Mañueco ha perdido la cabeza y los buenos modales -el viene de familia de bien- y ya practica la peineta como arma parlamentaria.
Padecemos el vía crucis de un vicepresidente sin cartera que predica por colegios y calles el negacionismo climático y el negacionismo histórico.
El derecho al aborto está entre los derechos diezmados y en serio peligro de extinción en esta Comunidad donde las mujeres no cuentan con el beneplácito del gobierno bicolor.
En cinco de las nueve provincias que la componen no existen clínicas ni públicas ni privadas que garanticen este derecho. En ellas, las mujeres que lo deseen tienen que desplazarse a otra provincia.
Sólo el hospital de Burgos ofrece la opción de la interrupción voluntaria del embarazo en un centro público. En Valladolid, la clínica Ginemédica es el único centro concertado de la Comunidad. Siete de cada diez mujeres que abortan acuden a este centro vallisoletano. Las de León y Salamanca son clínicas privadas. En el caso de León, el sesenta por ciento de las mujeres acuden a centros privados.
Para más de medio gobierno regional el aborto no es un derecho, sino todo lo contrario. Ahora lo persiguen no dando facilidades. De tener capacidad para ello lo prohibirían.
Viven de peineta en peineta.