Santa, Santa
Juan Miguel Alonso
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León
Arranca en breve un rosario ( nunca mejor dicho) de Procesiones , una legión de cristos, santos, vírgenes y papones que toman la ciudad, expulsando al infiel a los suburbios de los barrios o de los pueblos para poder sobrevivir al incienso y al ciclo infinito de las bandas tributo del Gran Poder.
No es broma la cosa esta de la Holy Week legionaria, que arrejunta más de 20.000 papones y 17 cofradías (las 16 habituales más la atea de nuestro Padre Genarín), durante una semana de 10 días, del Viernes de Dolores al Domingo de Resurrección. Primer milagro.
El segundo es la cristiana capacidad para la ingesta alcohólica en estos días sagrados, del orujo pellejero al prieto picudo de Valdebimbre, de los Gin Tonics de las Grañeras a la Limonada aborigen, la gente entre rezo y paseo bebe y bebe como los peces en el río, quizás por mímesis con los generosos tragos que algunos curillas se meten en la Eucaristía.
Como los que debió meterse al gañate, el tal Manuel Fláker, consiliario de la Cofradía Del Dulce Nombre, pastor de la Iglesia del Mercado y líder supremo de los Kikos nativos, al disolver la asamblea de la cofradía, como los grises disolvían las manifas de los 70, acusando de ser de “malas cristianas” a las paponas díscolas que discutían algunos nombramientos digitales”. Home, Fláker, con hostias así no hace falta ya comulgar. Un poquito de caridad, de compasión cristiana y de espíritu franciscano para estas fechas tan señaladas.
Yo, desde este púlpito laico , les digo que, en breve, saldré corriendo de este parque Warner del postureo teologal, para recogerme en los bares del extrarradio, que son las parroquias más hermosas y descreídas del mundo.
