Son lo que parecen

León

El paso de las semanas confirma los peores temores sobre el déficit educativo del vicepresidente Gallardo y las limitaciones léxicas que sufre. Sólo hay lo que se ve, un niño pijo disfrazado de macarra que se lleva cien mil al año por poner tweets cargados de gasolina. Un tonto útil al cabo que sirve a los dueños de la pasta , pero al que pagamos todos. Como Pollán o como Santonja, patriotas de medio pelo, que se llenan los bolsillos por doctorarse en el ejercicio de la nada.

Los verdaderos amos están en los enmoquetados despachos de las energéticas y de la banca. Sólo hay que ver las resistencias de la derecha feijoniana a cualquier intento de que aporten algo para salir del hoyo. Mientras , los representantes de los señoritos quitan impuestos a los más ricos y luego lloran ayusianamente porque sus comunidades están mal financiadas por el soviet sanchista. Manda carallo.

En Italia, se repiten las mismas mascaras: Meloni, Salvini, y hasta Berlusconi, que está a dos sonrisas de que le salga volando esa jeta de PVC a la que ya ni los topes soportan tan estirada. Idénticos discursos vacíos, la misma retórica del fascio al servicio de la pasta. No es fácil racionalizar el voto suicida de millones de obreros que eligen el acantilado como opción. Yo soy mujer, italiana, cristiana ha gritado la musa del popolo. Pobres mujeres, pobres italianas, pobres cristianas. Viene un invierno largo y duro y no sólo por lo del gas ruso.