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Muy buenas perspectivas micológicas para esta temporada otoñal 2022

La Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid augura una buena campaña pese a las elevadísimas temperaturas sufridas en estos últimos meses y la persistente sequía

Boletus / Ser Gijón

Boletus

Palencia

La Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid, radicada en el Campus universitario de la Yutera en Palencia informa que existen muy buenas perspectivas desde el punto de vista de los hongos comestibles silvestres para este próximo otoño 2022 en España. Pese a las elevadísimas temperaturas sufridas en estos últimos meses y la persistente sequía, las recientes tormentas y aguaceros abundantes, acompañados de granizo y refrescamiento repentino, están reactivando eficazmente el sistema de micelio de los hongos de los bosques, posibilitando la profusa fructificación de las especies de setas más exquisitas. Esto puede calmar los ánimos de más de 4 millones de aficionados en España a la recolección recreativa de setas, así como a las empresas que comercializan estas estrellas gourmet de la cocina. Muchos de ellos, tras las restricciones de la pandemia están dispuestos a toda costa al “micoturismo”, es decir a desplazarse a otras provincias y regiones con el principal objetivo de recoger hongos en los bosques.

Según nuestros estudios, la producción de setas silvestres en los bosques y prados españoles podría alcanzar un nuevo récord, algo que ya está ocurriendo ahora mismo en montes navarros y pirenaicos, donde el rebrote de setas ha comenzado con optimismo, comenta Juan Andrés Oria de Rueda, director de la Cátedra. Aunque parezca increíble, el cambio climático puede promover una mayor fructificación de hongos silvestres, siempre que se produzcan unas precipitaciones suficientes tras el calor y la sequía. De hecho, en varios países del Centro y Este de Europa, tras un verano extremadamente caluroso y seco, las lluvias recientes han hecho su aparición y han disparado la aparición de las especies de hongos “estrellas micológicas” como jamás habían fructificado.

Estas exquisitas “estrellas gourmet del bosque” son especies tan apreciadas y distinguidas como los Boletus edulis, Amanita caesarea y Cantharellus cibarius. En España se podría repetir y aún superar, en este otoño invierno 2022 la gran producción setera habida en el 2014, que hasta el momento ostenta el record, superándose las 250.000 toneladas recogidas de hongos silvestres.

Incluso en las islas Baleares y Canarias podemos encontrar apreciadas setas comestibles, siempre que tengan lugar suficientes precipitaciones, especialmente tras las granizadas. El odiado pedrisco que destruye las cosechas agrícolas, sin embargo potencia la aparición de trufas y setas muy apreciadas, comenta el director de la Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid, situada en Palencia y patrocinada por la Diputación de esta provincia.

Muchos aficionados están dispuestos a toda costa a salir al campo y al monte para recoger setas comestibles en esa temporada pero esta multitudinaria y saludable afición no debe hacer bajar la guardia, pues todavía hay personas que se lanzan al bosque sin conocimiento y se siguen intoxicando al consumir hongos tóxicos, tras fiarse a ciegas de las aplicaciones del móvil.

Curiosamente estamos viendo que en zonas donde se abusa de herbicidas y en áreas urbanas contaminadas cercanas a ciudades están apareciendo numerosas setas venenosas. Hay que evitar lugares donde se hayan hecho tratamientos de los potentes fitocidas, vulgarmente llamados herbicidas y matahierbas, como en bordes de autovías, campos, carreteras y pistas, pues además de matar a las plantas pueden producir hongos mortíferos, tanto por acumular sustancias venenosas como por su propia constitución. Por el contrario, en las montañas donde se toman medidas para prevenir los incendios forestales (clareos, cortavientos, etc) la aparición de hongos deliciosos aumenta considerablemente.

Importante resulta el no fiarse a ciegas en ciertas aplicaciones en los móviles que identifican al hongo por la foto a la especie, incluso indicando si se puede comer. Con frecuencia estas herramientas se equivocan por lo que se anima a los aficionados a consultar a las numerosas asociaciones micológicas, parques y centros micológicos, tanto para asegurarse de la comestibilidad de las setas recolectadas como para conocer las zonas de regulación donde se requiere la adquisición de permisos recreativos. También a no ir nunca solos y a preparar la salida, pues cada vez es más frecuente que se extravíen los aficionados a las setas que obnubilados por las ansias de descubrir un corro del ansiado Boletus edulis, del perseguido y casi acosado níscalo o rovelló (Lactarius deliciosus) o la imponente galamperna o parasol (Macrolepiota procera) se desorientan completamente. No es ninguna broma, explica Oria de Rueda que anima siempre a consumir las setas de las que se esté completamente seguro.

 
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