Lágrimas de cocodrilo

Juan Miguel Alonso

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La opinión de Juan Miguel Alonso (31/5/2022)
León
El mancebo Gallardo, a la sazón vicepresidente con competencias en la nada, vago redomado y tuitero arrepentido, se ha revelado, finalmente, como lo que es , un macarrilla de medio pelo, el típico chulazo de pose fascistoide y lobotomía discursiva.
Sus intervenciones en las cortes prometen un legislatura llena de miserias contra los más débiles y los diferentes. A los uno por desprecio, a los otros por un odio que convierte inmediatamente al adversario en enemigo. Nada nuevo en la dialéctica de las camisas pardas.
Algunos se han rasgado las vestiduras , con gran crujir de dientes y lágrimas sin fin, por este catálogo de excrecencias vertidas en sede parlamentaria, pero nadie ha podido ni puede llamarse a engaño con lo que representa esta nueva hornada de patriotas.
Entre todos los lamentos, resulta particularmente cómico, por sobreactuado, el del traidor Mañuequis , presidente de esta vuestra comunidad, quien, como la Zarzamora, llora que llora por los rincones, pidiendo perdón por los excesos y alejándose , como el gran velocista que es, del incendio que él mismo ha provocado.
Con todo, yo en su caso no estaría muy preocupado: las corrientes demoscópicas muestran con una claridad meridiana un horizonte de hegemonía electoral para las derechas, la cobarde y la verdadera, dadas de la mano y comiéndose la boca como dos ositos el día del Orgullo, camino hacia un nuevo amanecer.
Si alguien lo duda, no tiene más que abrir los ojos y mirar el paisaje. También aquí , en el campamento legionario, donde en un solo día hemos disfrutado del Rosario de la Aurora, recorriendo las calles del centro, y una jura de bandera civil , delante de la catedral, para 250 patriotas nativos. Así que , en breve, cualquier buen samaritano debería decírselo al presidente : Ríndete, Pedro, estáis rodeados.