Trampantojos
Ángel Santiago Ramos
León
Las capacidades como estratega político del secretario general de la UPL, Luis Mariano Santos, han quedado en entredicho tras su fallida maniobra de romper la coalición de gobierno de la diputación leonesa y dejar a la intemperie el grupo socialista de esta institución.
Desconocer los círculos concéntricos que mueven las decisiones de su ya exsocio, el líder campesino, Matías Llorente, es un pecado de principiantes en un político que ya lleva un par de décadas en esta pomada.
Tras el fracasado trampantojo, el vicepresidente Llorente seguirá haciendo de sí mismo en un escenario, el de la política provincial que se cuece en el Palacio de los Guzmanes y que él conoce como conoce la palma de su propia mano.
Mirando al sur, en otro palacio donde Luis Mariano tiene plaza, salario y le pone voz al leonesismo, la vida política lleva camino de convertirse en una ciénaga. El presidente Mañueco, otro estratega de cartón, les concedió a los ultras de Vox una vicepresidencia, tres consejerías y la presidencia del parlamento regional. El va a sufrir la penitencia de estos agitadores políticos y nosotros las vergüenzas de sus despropósitos.
El vicepresidente sin cartera, García-Gallardo, ha servido esta semana el cianuro parlamentario que sus mayores le dictan desde Madrid y él ha adobado con aperos de su propia cosecha. Vox, como todos los partidos ultras que pululan por Europa y América, viene a combatir los valores de democracia. Y el escenario de los parlamentos es para ellos el lugar ideal donde pervertir hasta la saciedad el debate político. El lugar donde insultar, mentir y colocar con ruido los mensajes que precisan.
Un mero agitador político de los intereses e idearios de la extrema derecha española, esa va a ser la principal función del vicepresidente sin funciones del gobierno del popular Mañueco. Un penoso lio para una Comunidad tan poco sostenible.
