Wamba, Recesvinto, Cecilio...

Toledo

Buenos días, Carlos. Buenos días, oyentes.

En el Pleno Municipal del mes de febrero, se aprobó que los restos de los reyes visigodos Wamba y Recesvinto salgan de la Catedral y se trasladen de la humilde cajita que los alberga desde 1845 a un catafalco propio de reyes donde puedan ser homenajeados. La propuesta partía de dos insignes toledanos y venía avalada por una agencia internacional con sede en Suiza, Foster Swiss, que no tengo muy claro que tiene que ver en todo esto.

Imagino que el partido del gobierno municipal, PPVox, se llenó de orgullo y satisfacción al encontrar en el mismo folio los términos “historia de España”, “catedral” y “monarquía”, les saltó el resorte patriótico y ya se veían de riguroso negro acompañando la cajita de regios cadáveres con un arzobispo al frente y un regimiento cerrando marcial la luctuosa procesión. Y claro, cualquiera decía que no a una propuesta así.

Y el PSOE toledano, al que también le va el mambo monárquico y todo lo que huele a incienso le nubla la razón y sus propias esencias, disfrazó su voto favorable con una hilarante excusa sobre turismo aludiendo a la posibilidad de largas filas de excursiones escolares o viajes organizados que paguen por sentir el espíritu visigodo en primera fila. Vamos, que le faltó proponer que los entierren en el Puy du Fou y cobrar entrada por ello; eso sí, con todos los honores.

Y así, con regia y visigoda formalidad y con el solitario voto en contra del concejal de Izquierda Unida, se aprobó una moción que igual, vaya usted a saber, nos apaña Toledo para los próximos años. Nunca se sabe.

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Con permiso de sus majestades Wamba y Recesvinto, aquí van dos reflexiones y un suponer sobre el asunto:

Reflexión primera: A mí, boatos y postureos aparte, me parece bien que se dignifiquen los restos de ambos personajes y sugiero además que formen parte de un centro de interpretación y estudio sobre los visigodos que sea referencia nacional y nos permita conocer un poco mejor nuestra propia historia. Eso quizá pudiera resultar más útil que una aburrida placa o un túmulo hortera y extemporáneo.

Reflexión segunda: soy un firme partidario de que los muertos descansen con dignidad independientemente de que su abolengo sea más o menos rancio. Eso sí, todos los muertos; los muertos de todos. Seamos pues valientes: declaremos 2025 el año de la memoria toledana y dignifiquemos las tumbas de Wamba y Recesvinto, pero también las de Cecilio, Santiago, Clemente, Basilio y de otros centenares de toledanos cuyos cuerpos aún yacen amontonados en los patios de represaliados del franquismo en el cementerio toledano.

Y el suponer: Imaginen que en vez de los restos de los dos insignes visigodos fueran los de Ismaíl al-Záfir o los de Yahya al-Mamun, primer y último monarcas de la Taifa Toledana. ¿Se imaginan a PPVox proponiendo dignificar sus sepulturas en un popular y cariñoso homenaje ciudadano con bendición incluida?

Pues eso.

Hasta e martes que viene. Besos.