Levantarse temprano o dormir tarde

Toledo

Pienso que en el mundo existen dos tipos de personas: Las que madrugan muchísimo y las que son más productivas a altas horas de la noche. Yo he pasado por las dos fases, mejor dicho, estoy en la etapa de los madrugadores desde hace años.

Antes, era capaz de quedarme hasta altas horas de la noche haciendo cualquier cosa, sentía que era más productiva con el silencio de la noche, era de las personas que era capaz de estudiar de noche y dormir la siesta plácidamente por las tardes, pero ya no.

Para mi quedar pronto por la mañana, es a las 7, porque probablemente ya lleve un par de horas despierta. Ahora disfruto del silencio de por la mañana, me tomo el café en silencio, disfruto de cosas que me gustan, alguna vez, incluso me he visto el esperado capítulo de una serie antes de salir de casa. Si hago turismo, cuanto antes mejor. Siempre con la idea en mi cabeza de: “Al que madruga, Dios le ayuda”.

Eso sí, a las 23 horas, ya no doy más de si, probablemente, estoy entrando en el modo desconexión. Así que echo de menos las noches, donde quizás era más creativa, era capaz de dejarme tareas domésticas eficazmente, me acaba un libro de un tirón. Eso sí, al día siguiente, era terrible si tenía que madrugar o hacer cosas de provecho inmediatamente, era imposible funcionar sin café. Fue la pandemia y el confinamiento los culpables de mi cambio de horario.

Supongo que me he adaptado, porque la mayoría de las cosas que necesito hacer o solucionar, son en horario de mañana. Llega a una a casa con la sensación de haber hecho montones de cosas muy productivas y todos los pendientes apuntados en la agenda, solucionados.

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Pero echo de menos ser noctámbula, en verano, en ocasiones, estoy a punto de conseguirlo otra vez, pero no. Me conformaré con despertarme sin necesidad de alarma y los cafés en silencio por a mañana.