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Interrogatorio policial al escritor sueco de novela negra Anders de la Motte

El prestigioso novelista sueco presentará sus libros ‘El asesino de la montaña’ y ‘El hombre de cristal’ en el Festival de Novela Criminal de Cuenca

Anders de la Motte en el cierre del Festival de Novela Criminal de Cuenca

Anders de la Motte en el cierre del Festival de Novela Criminal de Cuenca

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Cuenca

El Festival Internacional de Novela Criminal de Las Casas Ahorcadas de Cuenca afronta su recta final y ha programado para este sábado 15 de febrero un encuentro con el escritor sueco Anders de la Motte “sospechoso de vender más de tres millones de ejemplares de sus novelas y de haberse alzado en dos ocasiones con el premio Noirnell, el galardón a la mejor novela negra sueca”, bromea Sergio Vera, el director del festival.

“Antes de ser escritor, fue policía y ahora es culpable de publicar novelas como El asesino de la montaña y la recién salida del horno El hombre de cristal”.

En Hoy por Hoy Cuenca hemos mantenido una entrevista con él en un tono muy parecido a un interrogatorio policial.

Señor De la Motte, ya hemos mencionado que es usted sospechoso de haber vendido más de tres millones de ejemplares y de haberse alzado en dos ocasiones con el premio Noirbell. No se me ocurre nadie mejor para responder a esta pregunta: ¿qué tiene el género negro nórdico para arrasar en todo el mundo? ¿Es que está el mundo lleno de lectores con síndrome de Estocolmo literario?

Creo que me declaro culpable de los delitos de los que se me acusa. Hay muchas razones por las que a la gente le gusta la novela negra nórdica. En los países nórdicos tenemos un alto nivel de seguridad, grandes ventajas sociales y un sistema educativo de calidad. Pero cuando combinas esto con los crímenes más oscuros, se genera una dinámica muy interesante. Cuando escribes, siempre buscas esa tensión entre dos fuerzas opuestas, y de ahí surge una historia con suspense. Además, en los países nórdicos contamos con autores muy buenos y hay cierta competencia entre nosotros. Nos conocemos, somos amigos, pero también competimos.

Vamos a analizar los motivos por los que, pese a ser usted un consumado guionista de crímenes, no solo no está entre rejas, sino que triunfa en el mundo literario. Hablemos de sus últimos "crímenes literarios". El asesino de la montaña empieza con la desaparición de una joven de buena familia, y El hombre de cristal con la aparición de un muerto que llevaba años desaparecido. ¿Puede darnos brevemente su versión de los hechos?

Con El asesino de la montaña quise trabajar con la idea de una desaparición. En una novela de crímenes siempre hay dos preguntas fundamentales: ¿quién lo hizo? y ¿por qué? Pero si trabajas con una desaparición, se añade una tercera pregunta: ¿qué ha ocurrido? Esa dinámica me resultaba interesante. En El hombre de cristal, por otro lado, hay elementos de terror y un ligero toque de ciencia ficción, pero en esencia es una historia de asesinatos. Lo interesante de trabajar con Leo Asker y su equipo del Departamento de Casos Perdidos es que no tienen que seguir los protocolos habituales de una investigación policial, lo que me permite centrarme en los aspectos más intrigantes.

Sabemos que antes de dedicarse a la literatura fue usted policía. Lo que no todo el mundo sabe es que, al igual que Asker, protagonista de sus novelas, fue relegado a la Unidad de Casos Perdidos. Confiese, cuando lo enviaron allí, ¿es donde empezó a maquinar estos crímenes literarios?

Bueno, casi. No pertenecí a esa unidad, pero en mis primeros años en la policía trabajaba en un pasillo en las plantas inferiores de la comisaría. Al final del pasillo había tres puertas cerradas y pensábamos que nadie trabajaba allí. Un día, por el cumpleaños de un compañero, llevamos una tarta a la sala de descanso y, de repente, esas tres puertas se abrieron. Salieron tres hombres con los ojos enrojecidos y un ligero olor a chicle de menta. No hablaron, solo cogieron un trozo de tarta y volvieron a sus despachos. Nunca volvimos a verlos. Surgieron rumores sobre ellos: que uno había sido un gran investigador, pero tuvo un accidente o se volvió alcohólico y lo apartaron del servicio. Esa imagen se quedó en mi mente y cuando creé el universo de Leo Asker, quise incluir esa unidad.

En El asesino de la montaña tiene mucha importancia el mundo de los exploradores urbanos y en El hombre de cristal, los extraterrestres. ¿Qué papel juegan estos elementos en sus novelas?

Al final, se trata de contar historias. Un edificio abandonado siempre tiene una historia interesante. Puedes imaginar un asesinato, un secuestro o que el lugar esté maldito. En cuanto a los extraterrestres, cuando eres joven te fascinan las historias de ovnis y platillos volantes. El hombre de cristal se basa en la historia real de un empresario sueco que aseguraba que todas sus ideas se las habían dado extraterrestres en 1947, en los bosques de Suecia. Hasta su muerte, a los cien años, siguió afirmándolo, e incluso hay un monumento en su honor.

¿Cuánta realidad hay en sus novelas? ¿Cuánto de su propia experiencia incorpora en ellas? ¿Qué es lo que hace que no podamos soltarlas, pese a que tienen más de 600 páginas y parecen objetos contundentes, ideales para que tu suegra se descalabre y parezca un accidente?

Sí, sin duda he utilizado parte de mi experiencia como policía y en el mundo de la seguridad, sobre todo en lo que se refiere a describir los pasos y las fases de una investigación de un asesinato, cómo funciona un departamento de policía y cómo se comunican entre sí los policías y los sospechosos. Eso lo he hecho, y ayuda. Pero mi base principal a la hora de contar historias viene de mi madre, porque ella era bibliotecaria. Yo crecí en una biblioteca, me alimenté de libros. No había internet, entonces vivíamos en un país en el que no había nada más que hacer. Así que leía. Leía mucho, muchísimos libros, grandes autores de novela negra y ficción. Así es como aprendí a montar una historia, a mantener el suspense y a hacer que la trama avanzara. Esa es la base que tengo. Y luego, con el tiempo, he ido añadiendo y especiando mis historias con detalles de mi trabajo.

Antes de que venga su abogado, confiese, señor De la Mote. ¿Qué adictivo y enrevesado crimen está maquinando subrepticiamente en estos momentos?

Ahora mismo estoy escribiendo una historia en la que un autor es entrevistado por dos presentadores de radio, pero él está pensando en asesinarlos a los dos. No sabe cómo… Quizá echando algo de veneno en el café, no lo sé. Igual algo así… Ya veremos. Por cierto, sí que necesito un abogado, por favor.

Pues esperemos que esa historia no acabe convirtiéndose en realidad y se quede solo en las páginas de un próximo libro.

Paco Auñón

Paco Auñón

Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...

 
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