El síndrome de deportabilidad
La firma de opinión de la profesora y catedrática de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad de Castilla-La Mancha, María José Aguilar
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'El síndrome de deportabilidad', la firma de María José Aguilar
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Albacete
La deportación masiva de inmigrantes en Estados Unidos, cuyos preparativos se iniciaron hace varios meses, ha sido la primera de las medidas que Donald Trump ha implementado sin mayores obstáculos. Las redadas se están llevando a cabo incluso en lugares considerados seguros, como escuelas, hospitales e iglesias. Y en ciudades “santuario” como Chicago, entre otras, cuyas autoridades locales han dicho que no colaborarán con las redadas de la Administración Trump, la ofensiva contra los sin papeles abarca todas las escalas del miedo.
Los vuelos de deportación forzosa están afectando a población latina principalmente de Colombia, Brasil, Perú o Guatemala. Y en ellos la mayoría de las personas deportadas, sin garantías jurídicas de ningún tipo y en condiciones inhumanas, no han cometido ningún delito, varias decenas son menores de edad y también incluyen a personas que tienen derecho a la nacionalidad estadounidense.
Desde 2006, y especialmente desde finales de 2019, en nuestro grupo de investigación hemos registrado testimonios cada vez más frecuentes en los que se hace referencia al “miedo a la deportación” o a “perderlo todo”; particularmente en personas que se encuentran en situación de irregularidad administrativa, como mujeres migrantes empleadas de hogar, temporeros agrícolas, y -sobre todo- migrantes en zonas de tránsito fronterizo.
Este “miedo a la deportación” o a “perderlo todo” suele ir acompañado de un amplio abanico de síntomas que operan como un factor determinante de su estado de salud. Se trata de lo que en 2021 definimos como “síndrome de deportabilidad”:
“Un conjunto de síntomas emocionales, cognitivos, conductuales o físicos, tales como: palpitaciones, sudoración excesiva, dificultad para respirar, trastornos del sueño, agitación, irritabilidad, sensación de debilidad, cansancio, problemas gastrointestinales, tensión muscular generalizada, marcada dificultad para relajarse y una sensación de miedo constante o de que algo negativo está por ocurrir. Estos síntomas afectan negativamente a las personas migrantes que se encuentran en situación administrativa irregular o que han vivido experiencias de violencia institucional relacionadas con su estatus jurídico, cuyo factor desencadenante es la constante amenaza de deportación que, aunque no se materialice de forma inmediata, se mantiene presente en la vida diaria, afectando el bienestar de manera profunda. Esta amenaza de deportación se incorpora en las personas migrantes, más allá del riesgo real de expulsión, como un estado constante de precariedad, desposesión y vulnerabilidad que tiene efectos nocivos importantes en su salud bio-psico-social” (Buraschi y Aguilar-Idáñez, 2021).
Lo sufren personas de perfiles muy diversos que tienen en común el miedo a la deportación, independientemente de su estatuto jurídico-administrativo, como estamos viendo estos días en Estados Unidos. Pero, lamentablemente, este tipo de deportaciones sin garantía jurídica alguna no son exclusivas de la Administración Trump: en suelo europeo y español se llevan implementando de manera sistemática más de una década, aunque sin la teatralidad y el alarde de poder que emplea el presidente estadounidense.
Hoy por Hoy Albacete (03/02/2025)
01:40:00
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