Por la manchega llanura
La firma de opinión del profesor y catedrático de la UCLM y director del Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, Pablo Ferrandis
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'Por la manchega llanura', la firma de Pablo Ferrandis
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Albacete
Hay un célebre poema de León Felipe cuyos primeros versos dicen: “Por la manchega llanura, se vuelve a ver la figura, de Don Quijote pasar”. En él, el poeta vislumbra el paso del caballero, de retorno a su lugar, vencido después de tantas desventuras, y le pide un sitio en su montura, embargado también por el desaliento. El calado de la obra de Cervantes -lo sabemos todos- va mucho más allá del uso magistral del castellano, pues encierra una reflexión precisa de la vida, de sus dichas y desdichas, de los sueños e ilusiones que, a pesar de los golpes de la existencia, a todos nos impulsan a vivir, aunque muchos de ellos se trunquen por el camino. Tan bien retratada está la naturaleza humana en la obra de Don Quijote y tanto calado tiene en nuestra cultura, que, en la bisoñez de mi juventud, tardé no poco tiempo en descubrir que el personaje era de ficción, y no histórico, para decepción mía. Pero ahora, visto con la perspectiva de la edad – pues tengo ya los mismos años que un árbol grande y frondoso-, soy consciente de que Don Quijote representa, mejor que nadie, la victoria surgida de todas las derrotas.
Se podría decir que el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, de alguna manera, está tocado por el espíritu del Caballero de la Triste Figura. Este jardín botánico se construyó a las afueras de Albacete, sobre un suelo alcalino, arcilloso y extraordinariamente compactado, bajo un clima mediterráneo continental de secos veranos y hielos invernales, en un erial donde a duras penas prosperan la avena loca, algunos cardos y otras menudencias arvenses. ¿Qué sentido tenía hacer un esfuerzo de tal magnitud en un páramo marcado por la adversidad para la vida vegetal?
En el mundo, se estima que hay alrededor de 15 millones de especies de organismos. Esta biodiversidad se concentra en los trópicos: el Amazonas en América, la cuenca del río Congo en África y el Sudeste Asiático. En un segundo lugar, hay otro conjunto de territorios acumuladores de biodiversidad, entre los que se encuentra la península ibérica. Nuestra península es un territorio biogeográfico de transición. En la cornisa cantábrica reina el clima templado húmedo, que da cobijo a los bosques centroeuropeos de hoja ancha, y hacia el sur se va imponiendo el clima mediterráneo, al tiempo que las plantas van reduciendo sus hojas. Comparen, por ejemplo, la fraga de Cecebre, en Galicia, con el paisaje norteafricano de Almería. Si a esto le sumamos su gran superficie, la accidentada orografía y la diversidad de suelos -calizos en el oriente, silíceos en occidente-, tenemos el lienzo perfecto para acoger una enorme variedad de vida. En España se estima que hay entre ocho y nueve mil especies de plantas, sin contar las subespecies. Esto representa el 65% de la flora de todo el continente europeo. A Castilla-La Mancha le pasa tres cuartos de lo mismo: gran superficie y variedad de ambientes. Comparemos, por ejemplo, los alcornocales de los Montes de Toledo con los sabinares del Campo de Montiel, o el hayedo de Tejera Negra, con los yesares de la Alcarria Conquense. Se estima que en nuestra región hay más de 4 mil especies o subespecies vegetales. Y en la provincia de Albacete encontramos la misma variabilidad natural que nos permite atesorar, pongamos como ejemplo, desde pinares montanos de laricio en las altas laderas del Calar del Mundo, a los matorrales halófitos en los salaos del Campo de Hellín. En Albacete hay tres plantas endémicas únicas en el mundo. A decir verdad, Iberia, Castilla-La Mancha y Albacete, por este orden, se erigen como tres muñecas 'matrioshkas' de biodiversidad.
Dicho lo cual, ¿tenía, o no, sentido hacer un jardín botánico en el corazón de La Mancha, a pesar de las dificultades? Con frecuencia, cuando cruzo el umbral del Jardín Botánico de Castilla-La Mancha para comenzar mi jornada laboral, pienso en lo que les he contado y no puedo evitar recitar para mis adentros: “Por la manchega llanura, se vuelve a ver la figura, de Don Quijote pasar”. Mi agradecimiento a todos los que soñaron y han hecho posible un jardín botánico tan singular y bonito en la ciudad de Albacete.
Atentamente les saluda, Pablo de Passo.
Hoy por Hoy Albacete (31/01/2025)
01:40:00
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Pablo Ferrandis
Pablo Ferrandis Gotor (Albacete, 1966) es Catedrático en la Universidad de Castilla-La Mancha. Licenciado...