Memoria
No es más que la suma de las historias de todos y cada uno de nuestros vecinos y vecinas
La mirada de Toledo: Memoria (21/01/2025)
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Toledo
Buenos días, Carlos. Buenos días, oyentes.
No falla. Dices “memoria histórica” y ¡zas! empieza un debate, casi siempre estridente, poco productivo y que acaba en nada o, y esto es mucho peor, te atraviesa la mirada de indiferencia y hastío de aquellos que prefieren mirar a otro lado y no quieren saber.
Para mí esto de la Memoria Histórica tiene que ver con la construcción colectiva de un relato que nos ayude a entendernos, a respetarnos y a empatizar lo suficiente con el sufrimiento de quienes han sido víctimas. La historia es lo que pasó, la memoria es cómo lo recordamos y cómo lo sentimos. Decidir si lo hacemos con sentido de justicia y reparación o con desprecio al dolor ajeno, nos define como sociedad y como seres humanos.
Les cuento esto al hilo del ruido de estas semanas sobre la iniciativa del gobierno llamada “50 años de España en libertad” y de las encendidas reacciones de la derecha (la rancia y la otra) sobre el tema.
Como no tengo intención de engordar el guirigay de soflamas simplonas y rabietas burdas, hoy les traigo una película, dos cómics y tres libros para contribuir, sin ruido pero sin pausa, a la imprescindible tarea de conocernos y respetarnos para llegar a lo importante, a querernos.
La peli, “El 47”, de Marcel Barrena y con un Eduard Fernández que se sale. No se la pierdan y estén especialmente atentos al comienzo, cuando nos cuentan cómo se trataba a las familias españolas que huían del hambre en sus regiones y se instalaban en poblados de chabolas en Madrid o en Barcelona. Y no, no es ficción, era aún más crudo.
Los cómics (o tebeos o novelas gráficas, llámelos como prefiera): “María La Jabalina” de Cristina Durán y Miguel Ángel Giner Bou y “El abismo del olvido” de Paco Roca. Ambos le ponen cara, nombres y apellidos a la inhumana represión de los años 40 y nos acercan historias reales de gente real, como usted y como yo a quienes se torturó y asesinó condenando, además, a sus familias a décadas de silencio sin poder llorar a los suyos. Los dos están editados en Astiberri.
Los libros. Vale cualquiera de los que componen la serie “Episodios de una guerra interminable” de la añorada Almudena Grandes, pero les sugiero “El lector de Julio Verne” y “Las tres bodas de Manolita”, para que traten de entender cómo se construye una sociedad cuando el miedo, el terror y la humillación forman parte de lo cotidiano y cómo era la lucha diaria, dolorosa y en silencio, de miles de españoles en la década de los cincuenta.
Para el tercero habrá que esperar, pero estoy seguro que el periodista Sánchez Lubián nos dará la alegría de convertir en libro su imprescindible investigación sobre los presos del franquismo y la Academia de Infantería para que Toledo pueda por fin rendir homenaje a los represaliados que la levantaron.
La memoria histórica no es más que la suma de las historias de todos y cada uno de nuestros vecinos y vecinas, de todos y cada uno, sin excluir a ninguna, sin dejar fuera las de nadie, especialmente las de las víctimas y las de sus familias, que han esperado dos y hasta tres generaciones para poder enterrar a los suyos.
Negarnos eso, impedir que entre todas y todos construyamos el relato común de lo que sentimos, de nuestros aciertos y avances pero también de nuestros miedos y pesadillas, de nuestras injusticias, de nuestros muertos, es tanto como negarnos la posibilidad de ser una sociedad justa, humana y solidaria.
Hasta el martes que viene. Besos.
Javi Mateo
Javier Mateo
Educador social y exconcejal del Ayuntamiento de Toledo.