Promesas para (no) incumplir

Talavera de la Reina

El arranque de un año nuevo siempre se siente como una página en blanco, aunque para los docentes, la agenda ya la estrenamos en septiembre. Sin embargo, nos dejamos arrastrar por la magia de enero, por esa ilusión colectiva de empezar otra vez. Las luces navideñas ya son un recuerdo, y las figuras del belén aguardan pacientemente en su caja, esperando un nuevo diciembre (o, en muchas casas, un nuevo noviembre).

Se acabó, toca volver a la rutina. Toca volver a las promesas para incumplir, como si fuéramos políticos de nosotros mismos. Quizá lo somos. Nosotros nos prometemos volver al gimnasio, retomar hábitos más sanos o a apuntarnos a esa actividad creativa que tanto posponemos.

Por su parte, nuestro Ayuntamiento inicia el 2025 con una promesa que parece condenada a repetirse. Una vez más, nos asegura que esta vez Talavera sí. Esta será la buena: estará más limpia, más cuidada. Un nuevo proyecto. Otra inversión. Pero, mientras tanto, no puedo evitar recordar que, durante semanas, en la esquina de la calle, un colchón abandonado, con su mesilla y todo, convertido en lienzo improvisado para un mensaje muy de estas fechas: ¡Viva Dios! Claro, cosas de vivir junto a la Casa de la Iglesia.