Entre la DANA y otros temporales

Toledo (Toledo)

Han pasado ya unos días y todavía seguimos conmocionados con las consecuencias que la DANA ha tenido en algunas de nuestras localidades, algunas de Castilla-La Mancha. Me gustaría pensar que todavía tenemos en la retina algunos otros acontecimientos que, aunque no son comparables a esta tragedia, están íntimamente relacionados con ella, pero me temo que pronto se nos olvidan, las medidas de prevención y control de riesgos a veces ni existen como si los acontecimientos no nos hubieran enseñado nada.

Recuerdo la tragedia del camping de Biescas, yo tenía 20 años y me dejó impactada, entre otras cosas porque prácticamente todos los años veraneaba con mi madre en camping y desde entonces le cogí cierto “miedo” a dormir en tiendas de campaña, es cierto que todos los años nos había llovido, pero a esa edad, nunca se me había pasado por la cabeza que algo así pudiera ocurrir. Más recientemente, en varias zonas españolas, incluida Toledo, nos vino a visitar la borrasca Filomena, el próximo 7 de enero hará tan solo 4 años de aquello.

O sin ir más lejos las fuertes rachas de viento que pasan, así como si nada, porque duran menos tiempo y causan menos destrozos materiales o humanos. Hace no más de un mes, justo el 9 de octubre, comentaba en un grupo de WhatsApp: “Madre mía, el aire que hace. Se me han roto los palos de metal de una sombrilla enorme. Casi me vuelo yo”, sorprendiéndome cómo el fuerte viento que hacía había volcado la peana de mármol que sujetaba dicha sombrilla.

El pasado martes el inicio de esta DANA, me pilló de vuelta de Ciudad Real, venía un poco más tarde, pero todavía no había oscurecido y muy contenta porque había estado trabajando con mi alumnado, curiosamente, la conciencia ecológica y las consecuencias de nuestro consumo sobre el cambio climático, además, había invitado a Almudena Carrillo de Clickoala a impartir un taller sobre consumo responsable. Sin embargo, cuando solo llevaba media hora de viaje empezó a llover mucho, a oscurecer como si fuera de noche, pensé que la fuerte lluvia podría hacer que el coche patinara o incluso lo arrastrara. Pasé miedo, tanto como hace dos años también pasé volviendo de Ciudad Real.

Con esto, lo que quiero decir es que estos temporales, con ninguna o mayores consecuencias, son cada vez más frecuentes. Estamos viviendo en una época en la que el cambio climático podría ser el primero y más grande de nuestros problemas… y que nos puede pillar a cualquiera, porque en estos casos, tener una gran casa o un buen coche no nos da esa seguridad que creíamos tener y que, al fin y al cabo, como también nos dejó claro la pasada pandemia, si bien no afecta a todos por igual no discrimina a quién pasa por encima, a quién pisa, o a quién arrastra.

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En estos momentos aflora una solidaridad excepcional, pero también estamos viendo como hay personas que se están aprovechando de la desgracia, también en el ámbito político, eso que decía Hobbes, de que el hombre era un lobo para el hombre, en estos contextos también cobra sentido.

Hoy cierro mandando un enorme abrazo a todas las personas afectadas y especialmente a dos amigas afectadas que tengo en Alzira, a Alice, mi cosina y a Pilar, mucha fuerza.