Opinión

El Jardín Botánico de Castilla-La Mancha

La firma de opinión del catedrático de la UCLM y director del Jardín Botánico de Castilla-la Mancha, Pablo Ferrandis

El director del jardín, Pablo Ferrandis / Cadena SER

Albacete

Permítanme que, en mi primera colaboración como firma invitada de Hoy por Hoy Albacete -invitación, por cierto, que agradezco sinceramente a Radio Albacete Cadena Ser-, les hable de la institución en la que mayor esfuerzo, así como entusiasmo, invierto actualmente: El Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, ubicado junto a la Vía Verde de nuestra ciudad.

Un jardín botánico es mucho más que un espacio verde urbano al uso. De hecho, el Consejo Internacional de Museos, en su acta fundacional de 1946, incluyó los jardines botánicos entre sus instituciones integrantes. Así pues, un jardín botánico se puede definir como un espacio museístico dedicado a la investigación, conservación y divulgación de las plantas.

El Jardín Botánico de Castilla-La Mancha es, casi con toda seguridad, el jardín botánico con las condiciones climáticas y edáficas más restrictivas para el desarrollo de la vida vegetal que haya en nuestro país. ¿Qué razones justifican su instalación en mitad de la estepa manchega, donde el clima se torna continental y el suelo duro y en extremo alcalino? Que este jardín está tocado por el espíritu del caballero de la larga figura, no cabe duda -igual que lo estamos los manchegos, en gran honor-, pero su existencia en nuestra ciudad está más que justificada: la Península Ibérica, Castilla-La Mancha y Albacete, por este orden, constituyen una suerte de juego de muñecas matrioshkas geográficas, que acomodan telescópicamente una biodiversidad inigualable en buena parte del planeta, si excluimos las zonas tropicales: piénsese que en nuestra región hay cerca de 4.500 especies o subespecies de plantas fanerógamas, de las que alrededor de 350 tienen algún grado de endemicidad asociado a la Península Ibérica; solo en la provincia de Albacete existen tres endemismos vegetales únicos en todo el mundo. Era necesario, pues, que se creara un museo en el corazón de Castilla-La Mancha, donde se explicara nuestra riqueza vegetal y desde el que se contribuyera a su conservación.

El Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, inaugurado en 2010, es un proyecto financiado por el Ayuntamiento de Albacete, la Diputación Provincial de Albacete y la Universidad de Castilla-La Mancha. Ocupa 7 hectáreas, en las que se muestran alrededor de 29.000 plantas de 2.100 especies o subespecies vegetales. Es un museo de gran personalidad, centrado en la flora mediterránea continental, con fieles recreaciones de los hábitats regionales y gestionado en ecológico ¾el único de Europa, por cierto¾. Por todo ello, este joven jardín botánico nos habla no solo de plantas, sino también de ecosistemas y de las interacciones biológicas.

Desde un prisma algo más poético, se podría decir que el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha es un superorganismo -un tanto insaciable, por cierto, pues no cesa de demandar actividades científicas y culturales-, fruto del trabajo colectivo de mucha gente a lo largo del tiempo. La idea, en definitiva, es que llegue a ser muy longevo. De hecho, yo estoy en el jardín, como en la vida misma, solo de paso. Pero entretanto, intento disfrutar de la aventura.

La entrada al jardín botánico es libre y gratuita, de martes a domingo. No dejen de visitarnos.

'El jardín botánico de Castilla-La Mancha', la firma de Pablo Ferrandis

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