Javier Cercas
La firma de opinión del director del Periódico del Común de La Mancha, Jaime Quevedo Soubriet
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La firma de opinión Jaime Cercas Quevedo |Javier Cercas
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Ciudad Real
Entre tanta interpretación política de bajo vuelo y tanto tira y afloja interesado, la Real Academia Española acaba de desmarcarse de ese clima de mediocridad con una decisión de amplias miras que hace justicia con uno de nuestros grandes escritores. El Pleno de la institución eligió en su sesión del 13 de junio a Javier Cercas para ocupar la silla R que dejó vacante hace ya casi dos años Javier Marías, otro extraordinario intelectual al que se echa muchísimo de menos.
La RAE nos consuela de algún modo con su acertada elección que se debe en buena medida a Pedro Álvarez de Miranda, Clara Sánchez y Mario Vargas Llosa que fueron los académicos que presentaron la candidatura de Javier Cercas. Seguro que el escritor nacido en Extremadura y afincado desde niño en Gerona, corresponderá con su talento y su inteligente visión de las cosas en el discurso de ingreso que ha de leer para tomar posesión de su plaza en la corporación.
Javier Cercas nos tiene acostumbrados a superar la asfixiante realidad –que otros se empeñan en perpetuar– haciendo uso de su independencia intelectual. Los lectores que disfrutamos de su brillante labor periodística y ensayista damos fe de ello. No quiero dejar aquí de mencionar como mejor muestra la última entrega de Palos de ciego, la imprescindible sección que mantiene en el semanal de El País. En su artículo titulado Por una Europa federal y posnacional aboga por “una nueva revolución ilustrada, que excluya el sentimiento nacional del dominio de lo político y lo confine en el de lo privado”. Y ello, nos explica con clarividencia, para que “cada uno se sienta lo que quiera sin convertir ese pensamiento en un asunto público y sin que nadie pueda usarlo como dinamita política”.
La Academia está de suerte. Con Javier Cercas se garantiza la pervivencia del espíritu crítico y la categoría intelectual y humana del irrepetible Marías. Así es como las instituciones se consolidan y pueden contribuir a que avancen las sociedades a las que sirven.