Patrullas uniformadas y de paisano: la Policía Nacional busca acabar con los carteristas en Toledo

Toledo

La Policía Nacional refuerza su presencia en las zonas más turísticas de Toledo para acabar con los carteristas. Hosteleros, comerciantes y guías turísticos denuncian una mayor presencia de estos delincuentes en los últimos meses. Grupos organizados, especializados en hurtos, que se desplazan en coche particular o en transporte público a Toledo desde la Comunidad de Madrid en las fechas y épocas de mayor aglomeración de turistas.

Valle Vicente, guía turística en la ciudad, conoce bien sus caras. Se camuflan en los grupos, sobre todo de turistas internacionales, y aprovechan cualquier descuido para meter la mano en bolsos y mochilas. Las escaleras mecánicas del Miradero o Recaredo están entre sus lugares favoritos por la facilidad para escabullirse en ellas. "En algunas ocasiones paralizan incluso las escaleras y aprovechan los tumultos para jugar al despiste".

Las fuerzas y cuerpos de seguridad buscan poner coto a estos robos. El Ayuntamiento aprovechará el despliegue de la Zona de Bajas Emisiones para instalar más cámaras de vigilancia en estos puntos y la Policía Nacional refuerza su presencia con agentes incluso de paisano. "Hay presencia permanente de varias unidades, tanto uniformadas como de paisano, que nos permiten actuar rápidamente", explica Ana Rosa Martín, portavoz de la Policía Nacional en Toledo.

También se ha incrementado de forma preventiva la presencia de la Unidad de Prevención y Reacción de la Policía Nacional (UPR) realizando patrullas peatonales por las calles del casco. La colaboración con el sector turístico es permanente, aseguran desde la Policía Nacional. "Esto junto a los dispositivos que están en marcha y que aseguran la presencia continua de los agentes en el casco permite que la respuesta ante estos delitos sean inmediata".

Sólo en las dos últimas semanas, la Policía Nacional ha detenido a cuatro de estos carteristas y ha identificado a otros dos, todos con multitud de antecedentes y reclamaciones judiciales en todo el país por este tipo de robos. La mayoría de ellos suelen quedar impunes porque muchos turistas no denuncian y porque las cantidades sustraídas, que no suelen superar los 400 euros, evitan que sean consideradas delito.

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