Sin periodismo no hay democracia

Mañana, 3 de mayo, se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa y, en este país, más que nunca ,es necesario recordar lo que eso significa en un momento en que la actualidad ha puesto en el foco en los que hacemos esa prensa. Por ahí quiero empezar, en quiénes somos los que hacemos la prensa.

Para que nos vayamos aclarando: prensa no es la que desinforma, la que lanza bulos, la que crispa o la que miente. Igual que no es un portal científico el perfil de Instagram de Iker Jiménez… con todos los respetos a la Nave del Misterio… Bueno…, con todos, todos los respetos, a lo mejor no…, pero con algunos.

Que no es que me quiera poner yo purista, pero conviene separar la paja del trigo. Hace pocos días, en Talavera de la Reina, nos reunimos cerca de un centenar de periodistas para discutir sobre el presente y el futuro de la profesión. Entre los acuerdos a los que llegamos está el compromiso de denunciar y rechazar a aquellos que denigren y desprestigien el oficio. No es sólo una cuestión de ética periodística, sino un fundamento esencial para la credibilidad y la confianza pública en los medios de comunicación.

Insisto en lo que os decía hace un par de semanas: un periodismo honesto, riguroso, responsable y ético, un periodismo de calidad, no es solo un derecho de los periodistas, es un derecho fundamental de todos los ciudadanos. Así que, cuidado con quién nos vende la moto.

Comulgo con lo que ha dicho varias veces el presidente del gobierno desde que anunció que continuaba en su cargo: no es lo mismo la libertad de expresión que la libertad de difamar, pero, Mr. President, eso no significa que todos los medios tengan que tener la misma línea editorial. Por cierto, lo de hacer comparecencias sin preguntas, se lo podría ir quitando, ya si eso.

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El compromiso de los gobiernos con la libertad de prensa debería ser una causa común en Europa, pero lo cierto es que hay un periodista español, Pablo González, detenido en Polonia, un país miembro de la Unión. Hace dos años que se están vulnerando sus derechos fundamentales, sin que, de momento, se vislumbre un juicio justo y transparente para él.

Tampoco ayuda a la libertad de prensa la precariedad laboral. Y aquí voy a tirar para mi casa: mismo trabajo, mismo salario. Así debería ser para todos mis compañeros y compañeras cámaras y técnicos en las delegaciones de Castilla-La Mancha Media. La solución, aparte de Perogrullo, es técnicamente posible y hasta sencilla, sólo hace falta voluntad política.

Por ellos, por Pablo, por quienes aún creemos en esta increíble profesión, mañana nos reuniremos a las 12 en la Plaza de la Constitución. Os invito a acompañarnos porque, ya me lo habéis oído más veces, sin Periodismo, no hay democracia.