A mí que me den agua

Toledo

Solo podemos estar felices. Una semana entera lloviendo en Toledo. Sé lo que me van a decir; es deprimente, no se pueden hacer planes, no han salido las procesiones, la hostelería se ha resentido. Me da igual, perdonen que sea así tajante. Ninguno de los perjuicios accesorios que ha traído esta semana de lluvias intensas puede empañar la buena noticia del récord de precipitación en municipios como San Pablo de los Montes o el mismo Toledo.

Nada puede empañar la alegría de tener nuestros pantanos llenos, desaguando en algunos casos porque están en el tope de su capacidad y lo más. importante, una lluvia estacional, intensa pero no torrencial, que no ha dejado ni desgracias ni inundaciones reseñables en ningún municipio de la provincia. Llámenme loca pero que me quiten todas las procesiones y las cañas en las terrazas y me las cambien por lluvias de este tipo las veces que quieran. ¿Cuánto tiempo hacía que no veíamos el Tajo así en nuestra ciudad? En unos días ha triplicado su caudal. Espero y deseo que cuando se calmen las aguas no nos volvamos a encontrar con algún episodio de espumas, algo que no me extrañaría porque curiosamente suele ocurrir cuando el caudal del río sube. Pero disfrutemos del momento ¿Cuánto tiempo hacía que no veíamos correr los arroyos? ¿Cuánto tiempo hacía que no teníamos esta sensación de vida? Campos verdes en abril, miremos donde miremos, caminos encharcados. Solo puedo sentir placer.

Creo que muchos de nosotros, me incluyo, no somos conscientes de la riqueza del agua. Como abrimos el grifo en nuestras casas y el agua corre, no nos hacemos a la idea de que es, con seguridad, el bien más preciado que tenemos. Muy por encima del dinero. Sin agua no hay nada. Los largos periodos de sequía, que se incrementan debido al cambio climático, destruyen especies animales y vegetales; limitan de forma significativa la ganadería, la industria y la agricultura; afectan a medio plazo al turismo y a la economía y como ocurre ya en algunos lugares del planeta provocan conflictos bélicos y guerras por el control del agua dulce. De verdad que yo respeto a todo el mundo, pero a los que se les caían las lágrimas estos días porque no salían sus santos en procesión o porque han visto limitados los beneficios en sus negocios esta semana, o a los que se les han jorobado los planes de playa, solo puedo decirles que miren a medio plazo y verán el regalo que nos ha caído del cielo esta semana. A mí siempre, siempre que me den agua. Es una opinión de una Toledana de Toda la Vida.