El sentido de ‘las cosas'

Ciudad Real

Aún resuenan en mi cabeza, y tengo que reconocer que, con cierta vergüenza ajena, las palabras del ex portero Juan Carlos Unzúe en el Congreso de los Diputados. Esos diputados a los que le cuesta renunciar al acta, incluso cuando son llamados a capítulo por casos de corrupción. Y digo cierta vergüenza por la falta de empatía de los miembros del máximo órgano de representación del Estado con los enfermos de ELA. Recordarán que solo cinco diputados, los portavoces de la Comisión de Sanidad, de los principales partidos acudieron a ese acto. Los demás, unos 345, se excusaron en sus obligaciones en la Cámara Baja.

Esa excusa con la que trasmitieron después de que el sonrojo se extendiera por toda España es perfectamente el símil de lo que ocurre en el sentir y en el día a día de este país. El enfado de los enfermos de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) no fue solo por el plantón justificado o no de esas jornadas sino por el choteo de una ley que no termina de cuajar. Enfurruñados en la burocracia, en los papeleos, en las reuniones inertes e inservibles de las administraciones que deben impulsar las ‘cosas’ de las gentes, consumen un tiempo que, en el caso de los enfermos de ELA, no tienen.

Pero no solo les ocurre a nuestros respetados diputados. ¿Quiénes de ustedes ha colaborado o colabora por ejemplo con asociaciones como Vívela en Ciudad Real u otro tipo de causas? La sociedad, cuando se le llama a su puerta, tampoco se está ‘a las cosas’, como les arengaba Ortega y Gasset a los argentinos. A esas que verdaderamente importan. Como los diputados, nos envolvemos en excusas y esquivamos el dolor y la enfermedad para no mirar de frente la realidad de ‘las cosas’.