Opinión

Si no se etiqueta, no existe

La firma de opinión de la investigadora y decana de la Facultad de Medicina de Albacete, Silvia Llorens

Firma de opinión de Silvia Llorens

'Si no se etiqueta, no existe', Silvia Llorens

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Albacete

Estas fiestas he estado leyendo una recopilación de las reglas de la práctica médica, que dejó escritas el profesor de Clínica Médica de la Universidad de Vanderbilt, el Dr. Clifton K. Meador. Este médico estaba fascinado con la naturaleza de la práctica de la medicina más que con la práctica misma, preguntándose incluso, si se podría crear una ciencia del arte de la práctica de la medicina.

Pero, ¿a qué se refería con el arte de la práctica médica? ¿A humanizar la medicina? Probablemente, ya que algunas de sus reglas afirman que “la empatía es la única panacea en la medicina” o “Usted no curará a muchos de sus pacientes, usted no sabrá que padecen algunos de sus pacientes, pero usted siempre podrá ser amable con todos ellos“.

Me llamó mucho la atención la primera vez que tuve relación con la palabra “humanizar”, ya que lo primero que me vino a la cabeza es ¿cómo podemos humanizar a un humano? ¿cómo puede humanizarse la medicina si la llevan a cabo humanos? Pero no se trataba de eso, sino de profundizar en la ética que encierra la palabra, humanizar constituye el compromiso ético de considerar a la persona en su globalidad de ser y existir. Así, toda acción humanizadora tiene como fundamento no perjudicar la dignidad intrínseca del ser humano.

Hoy en día, está más de actualidad que nunca sobre todo en el entorno sanitario y, proliferan charlas, cursos, cursillos, jornadas, másteres para la formación en humanización de profesionales de la salud, para la enseñanza humanizada en estudiantes de ciencias de la salud etc

Si está tanto de actualidad tiene que ser porque está aumentando la “deshumanización”, entendida esta como un modelo de “hacer” alejado de la sensibilidad humana.

Algo ha de estar ocurriendo en nuestra forma de vida para que esta deshumanización esté creciendo y además, brotándole tentáculos. Analizando de qué se puede alimentar la deshumanización, podríamos buscar algunas soluciones para implementar una humanización eficiente en la práctica clínica. Por ejemplo, podría desayunar exceso de burocratización lo que conlleva una despersonalización y unas relaciones funcionales en lugar de personales.

Para almorzar, un desarrollo científico-tecnológico exagerado, a la vez que necesario, que podría entorpecer las relaciones humanas y al mismo tiempo reducir el axioma hipocrático “curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre” a “curar siempre”. Cito otra regla de Meador: la tecnología,la especialización no significan necesariamente una mejor atención.

De comida y plato fuerte, podría comenzar con la mala distribución de los recursos del planeta, aliñada con la corrupción y, de postre: pobreza, desigualdad, discriminación y guerras. En una parte del mundo se muere de enfermedades por falta de recursos, que en otra parte del mundo son evitables y curables. Para la merienda, infraestructuras poco accesibles, poco funcionales e inhóspitas sin privacidad para el paciente, para familiares y profesionales sanitarios.

Para la cena, siendo la comida más ligera, he dejado una cosa muy importante, quién cuida del cuidador. Las responsabilidades que lleva a sus espaldas el profesional sanitario, a parte de las suyas y su familia, con los pacientes, con el personal, con los residentes, estudiantes, familiares, colegas, con la dirección y cada uno de ellos, con sus propias vivencias y emociones. Por ello, es fundamental cuidar al cuidador. De postre, la falta de recursos para mejorar la atención primaria. En todo ello, no podemos olvidar que el paciente tiene un papel crucial en la humanización de la medicina.

Como ven, es una dieta muy indigesta pero, entre todos y todas podemos cambiar las cosas.

Termino con otra regla del Doctor Meador para aplicar ya seas médico, paciente o familiar:

El proceso de curación comienza con una sonrisa.

Buen fin de semana.

 
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