Entre viñas y cereal, la vida en la pedanía conquense de Casas del Olmo

Cuenca

El paisaje manchego se extiende por los cuatro puntos cardinales alrededor de Casas del Olmo. Una llanura inmensa que se pierde en el horizonte rodea los pocos edificios que conforman esta pedanía del municipio de Villagarcía del Llano (Cuenca). Viñas, campos de cereal, almendros y alguna encina conforman el lienzo que decora las vistas que ven sus pocos habitantes cada día. Los tonos y colores de ese escenario cambiarán con las estaciones, con el paso de los días, con la luz de las soporíferas jornadas estivales, con la magia reverdecida en los días de primavera tras un invierno largo y frío que, algunos años, deja también una estampa de nieve.

Casas del Olmo en la historia

Casas del Olmo fue en su día conocido como Dehesa del Villar, luego fue Casa del Olmo y era una aldea de Alarcón. En el Diccionario Geográfico de Madoz de 1849 leemos que tiene 14 casas y una pequeña iglesia en la que dice misa los días festivos un sacerdote de algún pueblo comarcano pagado por los aldeanos. Hoy en día, casi que ni eso. “El cura viene a decir misa una vez al mes o cada dos”, nos cuenta Cristina Serrano, vecina de Casas del Olmo, nombre definitivo de esta aldea que en 1861 se segregó de Alarcón para depender de Villagarcía del Llano.

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Escuela, carretera y luz eléctrica

Otras fechas importantes en la historia ya más reciente del lugar fueron 1923 con la construcción de la carretera de Ledaña a Madrigueras, ya en la provincia de Albacete, hoy la autonómica CM-3222; en 1929 se creó la primera escuela que luego “se cerró en 1995 cuando ya éramos solo tres niños y tuvimos que ir al colegio de Villagarcía”.

“Por entonces se asfaltaron las calles”, recuerda también Cristina. “Antes eran de tierra”. La electricidad llegó en 1959 y dos años después, en el 61, se construyó la actual iglesia de San Antonio de Padua, patrón de Casas del Olmo.

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Las fiestas de San Antonio

Las fiestas de Casas del Olmo se celebran entre el 12 y el 14 de junio en honor a su patrón, San Antonio de Padua. “Hay procesiones, verbenas, bailes regionales, actividades para niños y mayores, comidas populares”, relata Cristina. “La verdad es que, aunque el pueblo sea pequeño, esos días se juntan muchas personas y tienen mucha devoción”.

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En esas fiestas se ofrece también la caridad, “un panecillo de anís bendecido que elaboran las mujeres los días previos y que se reparte a la gente el día 13 de junio. Y da buena suerte”, comenta Cristina. Otra costumbre es acudir a San Antonio a pedir un novio. “Y todavía viene gente a pedirlo”, dice esta vecina.

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Un pueblo pequeño

Casas del Olmo no ha sido nunca una población grande. Torres Mena en su libro Noticias conquenses apuntaba en 1878 que tenía 25 edificios, 20 vecinos, 123 habitantes. Ahora solo hay censados unos 20. “En los últimos años se ha rehabilitado la iglesia, la plaza, ahora se está haciendo un centro social, tenemos consultorio médico”, enumera Cristina que considera que “las calles necesitan un nuevo asfaltado, arreglar aceras y crear zonas verdes y de esparcimiento para los niños que vienen con sus familias en verano”.