Opinión

El otoño tiene muchas cosas buenas

La firma de opinión del catedrático de Producción Vegetal de la Universidad de Castilla-La Mancha, Jorge de las Heras

El otoño tiene muchas cosas buenas

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Albacete

El otoño tiene muchas cosas buenas. Vuelve la lluvia, se va el calor y el monte se pinta de tonos ocres, anaranjados que, en realidad, revelan el auténtico color de los árboles de hoja caduca, camuflado durante meses por el verde intenso de la clorofila.

Pero si hay un hecho singular destacable sobre el resto es que, en otoño, salen las setas. Es tal la afición a la recolección de setas en amplias zonas de nuestro país, que eclipsa cualquier otra a lo largo del Otoño.

Me decía un farmacéutico de un pueblo del Pirineo navarro que, el otoño es la época del año que menos medicamentos dispensa. En otoño, el cojo anda y el ciego, ve, me decía.

¿Pero qué son estos seres misteriosos de aparición brusca y de vida breve, que nos hacen perder la cabeza? Aparecieron en el planeta prácticamente a la vez que las plantas, y desde entonces han evolucionado conjuntamente. Se trata, sin embargo, de unos seres de características totalmente diferentes a plantas y animales, por lo que ocupan un reino aparte.

Los hongos desempeñan un papel crucial en la dinámica de los bosques, ya que son los encargados de degradar una de las moléculas orgánicas de peor digestión que hay en la naturaleza: la lignina. Gracias a la lignina existe la madera y, por tanto, los árboles, y gracias a los hongos, la madera muerta se descompone y genera nutrientes para otras plantas.

Pero además, hoy se sabe que más del 95% de todas las plantas conocidas se asocian con una o varias especies de hongos para poder conseguir alimento, agua, protección ante parásitos, entre otras cosas. Hay hongos, que producen enfermedades en plantas, animales y, por supuesto, las personas pero hay otros de los que se obtienen medicamentos que salvan a millones, como los antibióticos.

Recientemente se descubrió en Gales un resto carbonizado de hace 450 millones de años lo que, hasta hoy, es la evidencia del primer gran incendio de un bosque. En principio se pensó que se trataba del ancestro de un tejo. Sin embargo, un estudio posterior demostró que se trataba de un hongo carbonizado de más de 6 metros de altura.

Pero por encima de todas estas características y virtudes, lo que vuelve loco al aficionado a la micología es… su sabor. Miles de especies comestibles con miles de sabores diferentes. Desde los humildes níscalos (o guíscanos como decimos por aquí), a la sofisticada trufa negra, pasando por la seta de cardo, las babosas, los boletus, las apreciadas oronjas… forman un elenco que no se puede ni se debe pasar por alto. Nuestros montes son ricos en estas setas comestibles.

Pero tanta afición tiene un peligro asociado: la sobrerrecolección y el daño asociado a la misma. Desde 2016 en Castilla-La Mancha se regula la cantidad y el tamaño de las setas a recolectar, ya que hasta esta fecha, no existía limite alguno. Sin embargo, la dificultad en la aplicación de la ley es grande. Por otro lado, en otoño comienza la temporada de caza y es esta una actividad difícilmente compatible con cualquier otra. A nadie le gusta ir al campo a coger setas entre disparos de cazadores.

Con todo, se están celebrando estos días las XXVII jornadas micológicas de Albacete con conferencias, exposiciones en la Casa de Cultura José Saramago, organizadas por nuestra querida e imprescindible Universidad Popular, que cuenta con expertos de reconocido prestigio en el ámbito de la micología.

Se complementan con las XIV jornadas micológicas de Molinicos, en las que he tenido la fortuna de participar prácticamente en todas ellas. Aventura que comenzamos junto a un gran micólogo que nos dejó hace algunos años, el profesor Mario Honrubia, y a un emprendedor alcalde, Pepe Osuna, cuyo testigo ha recogido eficazmente la actual alcaldesa Lola Serrano.

Esperemos que salgan setas en cantidad y en calidad, pero ojo, ante la duda lo mejor es no probarlas. Aunque, como se suele decir, todas las setas son comestibles… Al menos una vez.

 
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