La angustiosa historia tras una postal escrita desde Manzanares

Ciudad Real

"Querido Rodrigo, ayer pasé muy buen día y hoy vuelvo a estar pachucha. Si no sigo mejor me darán corrientes eléctricas para lo cual iré a Argamasilla o Manzanares. Ya tengo loco al médico de Madrid, pero dice que se me presentan fenómenos rarísimos. Nada, que voy a resultar un ente raro. Lo que sí le digo es que tengo unos deseos locos de morirme o ponerme bien porque este estado en el que estoy me hace sufrir horriblemente. nadie sabe lo que tengo. Cómo lo van a acertar, si lo que que tengo es delos muchísimo que he sufrido y lo que me he contrariado para no demostrarlo.

Escríbame querido amigo, que hoy ni mi madre ni usted se han acordado de esta desdichada que no le olvida un instante.

Con esta son cinco las cartas que le llevo escritas a usted, más verdaderamente no sé si será de agrado que le escriba tanto, pero el día que no lo hago no acierto a nada. Parece que todo lo hago del revés.

Usted, que es muy bueno, sabrá perdonarme. No se olvide de decime cómo va de salud".

Ampliar

Este fue el contenido de una postal que fue enviada desde el Molino de Argamasilla por parte de una mujer, María del Socorro, dirigida a un tal Rodrigo, a quien le unía una relación de afecto. Un texto llamativo en el que volcaba su estado de ánimo y su situación de enfermedad y que plasmó tanto en el reverso como en el anverso de una postal que fue circulada en sobre cerrado, como ha explicado Esther Almarcha, directora del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha, en la sección de Hoy por Hoy Ciudad Real Postales Manchegas.

Unas palabras de las que, entre otras cosas, llamaba la atención la mención de las descargas eléctricas que "entonces se solían aplicar a las mujeres por los problemas de la regla o de la menopausia para quitarles lo que consideraban que eran histerias", explica Almarcha.

Una "historia de las emociones" que fue escrita de menos a más en una postal con el anverso de una imagen del paseo de la estación de Manzanares que el historiador Isidro Sánchez interpreta como "una perfecta metáfora del pasado y el presente. De la edad media con los carros tirados por animales y la modernidad del ferrocarril".

La llegada del tren

Una llegada del tren a Manzanares que se produjo en el año 1860, aunque no llegó a funcionar hasta dos o tres años después. Justo 100 años después llegó la electrificación de la vía, dándose también aquí la circunstancia de que no empezó a funcionar dos años después en sentido Madrid. Una importante línea de Madrid a Andalucía con paradas en Alcázar de San Juan, Manzanares o Valdepeñas, en las que las estaciones quedaron unidas con el núcleo urbano por unos espacios flanqueados de casas, muchas de ellas con actividad industrial, especialmente bodegas.