Día de los difuntos
La columna de opinión del historiador y profesor talaverano, Ángel Monterrubio
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ESCUCHA LA COLUMNA DE OPINIÓN DE ÁNGEL MONTERRUBIO
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Talavera de la Reina
Hoy es el día de los difuntos. Hasta hace bien poco tiempo, las campanas de las iglesias de nuestros pueblos, todo el día y toda la noche, encordaban el fúnebre lamento de difuntos y en las casas, siguiendo la tradición romana, se encendían las típicas lamparillas de aceite en cazuelas y vasos.
Al llegar la noche se contaban los “cuentos de ánimas” que referían fantásticas aventuras de “almas en pena” que regresaban estos días del más allá por unas razones concretas: porque no se les habían dado una sepultura adecuada, porque en vida hicieron promesas que no cumplieron, porque robaron tierras, porque se suicidaron por amor, porque los habían asesinado en despoblado.
Los muchachos tapaban con puches dulces las cerraduras para que no entraran por ellas y recorrían las calles con calabazas huecas y vasijas rotas en las que alojaban restos de velas encendidos y cubiertos con viejas sábanas haciendo bromas a los transeúntes. Llamaban a las puertas de los vecinos y éstos les daban dulces de sartén y se retaban para ver quién era el valiente que se acercaba al cementerio a contemplar los “fuegos fatuos” que danzaban entre las sepulturas con llamas pálidas…
Les suena en algunas partes el asunto, ¿no? Claro. Ahora lo llaman de otra manera. Los niños, y no tan niños, imitan una tradición anglosajona por desconocimiento y para desarraigo de la cultura autóctona. Una pena.
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Ángel Monterrubio
Diplomado en Profesorado de E.G.B., Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación, Licenciado en...