¿Dónde y por qué se creó la tarjeta postal?

Ciudad Real

"La tarjeta postal se popularizó por una razón económica. El franqueo era la mitad que una carta y esa fue la razón de que se optara más por este tipo de correo". Así lo explica en el espacio 'Postales Manchegas' el historiador Isidro Sánchez que añade "hacia 1865 hubo un intento de poner en marcha la postal, pero no fue hasta 1869 cuando se envió la primera tarjeta postal y fue en Austria, en Viena del aquel momento Imperio austrohúngaro. En España llegó con la I República. En 1873 fue cuando se envió la primera y fue sin imagen, ya que éstas, en forma de impresiones, aparecieron a comienzos de la Restauración, entre los años 1876-77, siendo su época dorada entre 1905 hasta la I Guerra Mundial.

La postal que ha protagonizado este espacio semanal en Hoy por Hoy Ciudad Real y provincia, el Centro de Estudios de Castilla-La Mancha ha mostrado la postal más antigua de las que tienen documentadas en este centro de la UCLM. Fue circulada en 1876 de Almagro a Granada. Una postal en la que en el anverso aparecía el espacio que debía rellenarse con los datos del destinatario y donde se explicaba que lo que se quería escribir tenía que ir "en el reverso y firmado por el remitente", "lo que daba carta de garantía", dice Esther Almarcha, directora del Centro de Estudios.

Un anverso que llevaba una orla decorativa alrededor que entonces se hacía mediante un procedimiento que se llamaba litografía. Se preparaba para recibir un dibujo en sentido inverso y se estampaba en el papel. Se podía hacer infinitas veces, como explicaba Almarcha, ya que no se acababa la matriz. Curiosamente de ahí viene el nombre 'estampa'.

En el reverso de la postal se podía leer el texto que un comerciante de textiles, de apellido Menchén, escribía a un proveedor de Granada que le había mandando el género en el mes de marzo, antes de tiempo y quería cobrarle. En la misma le decía que no lo necesitaba hasta junio.

Depósito legal

"Este tipo de correo facilitó mucho las relaciones comerciales", como indicaba Esther Almarcha que aprovechaba para reclamar la importancia del Depósito Legal. En España no apareció hasta 1958 y obliga a que se deje un número determinado de ejemplares de una publicación en el depósito legal de la provincia correspondiente y que otra cantidad vaya a la Biblioteca Nacional con lo que se permite mantener la historia del documento. Llamaba la atención "porque sin depósito legal cualquier material no se puede custodiar y se perderá".